Durkheim nace en Francia, en la región de la Alsace-Lorraine, en 1958 en el seno de una familia Judía muy religiosa. De hecho, en su juventud comenzó a estudiar para ser rabino, vocación que abandona en su adolescencia cuando se convierte al agnosticismo. Posteriormente se formaría como filósofo 1.
Junto con Karl Marx y Max Webber, Émile Durkeim es considerado uno de los padres fundadores de la sociología.
Su principal interés era aprender los métodos científicos y los principios morales que guian la vida social, lo que se refleja en su primera obra, Las reglas del método sociológico, que publica en 1896.
El contexto social en el que desarrolla sus obras principales es el de la III República (1870 a 1940), que podría resumirse como una época de crisis, de moralidad y cohesión social, tras la derrota en la guerra franco-prusiana (1870 a 1871) en las que Francia pierde parte de su prestigio como potencia internacional 2.
La república estaba naciendo desde una posición inicial precaria, mientras crecía la polarización social entre izquierda y derecha, y entre republicanos y monarquicos. Al mismo tiempo existe un sentimiento de necesidad de regeneración intelectual, pues se entiende que Francia ha quedado atrasada, especialmente en compraración con Prusia, en cuanto a la adopción del método científico y transformaciones sociales. Esto y el Anticlericalismo creciente, tienen como resultado una reforma educativa laica, que se encomendó por parte de los políticos a los intelectuales de la época, entre los que se encontraba Durkheim 2.
En el contexto de esta misión política de reforma educativa en torno al método científico, Durkheim viaja al Imperio alemán con el objetivo de aprender como se realiza “ciencia de verdad”.
Durkeim se ocuparía en demostrar que el estudio de la sociedad es un campo propio de la ciencia. Dada la urgencia del momento, en vez de tomar el camino habitual, y largo, del método científico, es decir, ir paulatinamente adquiriendo conocimiento, Durkheim decide elaborar un método completo que acomodara la Sociología a lo que en la época se entendía por ciencia. En ese sentido, debía cumplir los requisitos de la epistemología positivista.
Nota: La epistemología es la parte de la filosofía que estudia los principios, fundamentos, extensión y métodos del conocimiento humano 3.
El positivismo, es una epistemología híbrida que combina el racionalismo con el empirismo y la lógica deductiva con la lógica inductiva, también ha sido denominado hipotéticodeductivo, cuantitativo, empírico-analista y racionalista.
Es decir que para el positivismo clásico, toda ciencia para ser considerada así, debe adaptarse a los paradigmas de las ciencias naturales, el cual se caracterizaba por el monismo metodológico, el método físico-matemático, la explicación causal y la predicción.
De acuerdo a lo anterior la Sociología, para existir, debía de:
Nota: El positivismo clásico tiene origen en Francia durante el siglo XIX siendo Augusto Comte (1798 a 1857), que había sido secretario de Saint - Simon, su principal referente. Sus principales influencias provienen del movimiento empirista representado por Bacon (1561–1626) y Hume (1711-1776) respecto a la determinación de factores y sus relaciones, y de Locke (1632-1704) y Condillac (1715-1780) en relación con el conocimiento de los factores mediante la experiencia de los sentidos 3.
Finalmente, Durkheim creía que la ciencia sociológica tenía una vocación interventora, es decir, su aplicación debe de tener un uso práctico para solventar los problemas existentes.
Con la publicación de Las reglas del método sociológico (1912) Durkheim trata de determinar de manera inequívoca en que consiste esta nueva ciencia, todo ello admitiendo la posibilidad de una futura evolución y mejora del mismo a medida que se obtenga mayor conocimiento en el campo sociológico.
En línea con lo expuesto anteriormente propone lo siguiente:
A diferencia de la Filosofía estudia hechos, realidades observables, y a diferencia de la psicología estudia realidades externas al individuo.
Las inmateriales no quiere decir, que sea un concepto o idea que culturalmente todos compartimos, sino mas bien, que es algo pre existente al individuo que condiciona su manera de ver la realidad y su conducta.
Inicialmente podría parecer que todos los fenómenos que se dan en una sociedad son hechos sociales. Con su tipología, logra concretar de entre los fenómenos sociales lo que realmente si son hechos sociales, excluyendo al resto.
Diferencia además lo general del hecho social inmaterial, por ejemplo, si existe un sentimiento generalizado de tristeza, cabe preguntarse si es por la confluencia de sentimientos individuales o de si hay algo externo, un ambiente o circustancias (el hecho social), que nos contagia.
De acuerdo a los dos puntos anteriores, propone una definición inicial del hecho social como “los modos de actuar, pensar y sentir que […] existen fuera de las conciencias individuales. […] que están dotados de un poder imperativo y coercitivo…”
Dice además, que este carácter coercitivo se nota poco, que solo resulta evidente cuando uno trata de resistirse a la cultura, usos y modas de su sociedad.
En el prefacio de la segunda edición, se admite la posibilidad de que cualquier fenómeno que ocurra en la sociedad puede llegar a ser objeto de estudio una vez la ciencia haya avanzado.
Del mismo modo, también aporta una definición más amplia de la propia sociología basada en el concepto de Institución. Si se entiende por Institución “a todas las creencias y modos de conducta instituidos por la colectividad”, entonces la Sociología se puede definir como “la ciencia de las intituciones, su génesis y su funcionamiento”.
En cada de los roles que un individuo juega en la sociedad y sus relaciones personales, su comportamiento está influido por reglas y costumbres. Dichas reglas son objetivas y externas al individuo.
Como consecuencia de lo anterior se puede deducir que también son objetivas porque incluso cuando se interioricen estos códigos y los sintamos como propios, son los que son, independientemente del uso que hagamos de ellos.
Estos tipos de conducta y pensamiento además de ser exteriores al individuo, tienen un poder imperativo y coercitivo.
De acuerdo a lo anterior los hechos Sociales consisten en maneras de actuar, de pensar y sentir exteriores al individuo y que están dotados de poder de coerción.
La definición anterior evita que los hechos sociales puedan ser confundidos con otros fenómenos orgánicos y psísquicos (que no existen más que en la consciencia individual). Los fenómenos sociales, como hemos visto tienen únicamente como origen la sociedad en su conjunto.
Dicho lo anterior, las reglas jurídicas, morales y dógmas religiosos, sistemas financieros, etc. consisten todos en creencias y prácticas constituidas de acuerdo o en relación con lo precedente. Por tanto no existe hecho social donde no existe un sistema de organización definida.
Las corrientes sociales por su parte son tendencias suceptibles de “arrastrar” al individuo. No cuentan con ún código claro pre-establecido, sino que tienen un cierto carácter de espontaneidad, pero también tienen un origen colectivo exterior y ejercen presión sobre el individuo. Algunas corrientes sociales suponen una explosión de sentimiento efímero que termina con la finalización de un acto colectivo; mientras que otras toman un caracter más duradero hasta que en ocasiones se cristalizan en un nuevo código.
Por último cabe aclarar que no es la generalidad lo que caracteriza a los hechos sociales. No necesariamente un pensamiento que se encuentra en la mayoría de las mentes o una acción que realizan la mayoría de individuos es tal cosa, sino que puede ser su manifestación.
En muchos casos la fuerza de la repetición, del hábito, puede dar consistencia a un cierto modo de pensar, sentir o actuar; que aunque pudo tener origen en un hecho social este puede haber ya desaparecido mientras que su manifestación aún persiste; o que no tenga un caráter exlusivamente social. Pueden darse casos que tengan algo social dónde también influye la constitución orgánico-psiquica del individuo. Tienen por tanto una naturaleza mixta.
Dicho de otro modo, no todo lo general es colectivo (es decir, más o menos obligatorio) pero si todo lo colectivo es general.
Por tanto, la fuerza colectiva (en el caso de las corrientes) o el hábito colectivo (en el caso de hechos sociales consolidados) que en ocasiones se acaba reflejando por escrito en reglas y códigos, y que es suceptible de ejercer coacción sobre el individuo lo que caracteriza esa externalidad. Dicho carácter colectivo además, hace que sea general en la extensión de una sociedad determinada al mismo tiempo que tiene una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales.
Ningún individuo es ajeno a lo que le rodea y de crear ideas sobre esto que luego condiciona su conducta. Como individuos y como sociedad buscamos conceptos que den solución a nuestras necesidades vitales, y por tanto, que nos resulten útiles para el fin que busquemos. Para ello suele resultar suficiente tomar consciencia de nuestras ideas, analizarlas y combinarlas. Es decir, de realizar un análisis ideológico y no una ciencia de las realidades.
En el análisis ideológico puede existir una parte de observación y otra posterior que recurre a los hechos observados para confirmar las nociones o conceptos. Los hechos entonces intervienen de manera secundaria, a modo de ejemplos o pruebas de confirmación; no son el objeto del análisis. Va de las ideas a las cosas, no de las cosas a las ideas.
Por ello, no se pueden obtener conlusiones objetivas de esta manera, sino que se obtienen otras aparentemete prácticas (por su utilidad) pero que son aproximadas en la generalidad; son inadecuadas ya que confunden dichas nociones con la realidad misma. Dicho de otro modo, no resulta de utilidad para el conocimiento de la naturaleza de las cosas.
El peligro del análisis ideológico es que las conclusiones obtenidas, que son potencialmente incorrectas, se emplean para definir posteriorment lo que debe ser y los medios para realizarlo. Así lo que vaya en su contra será malo e indeseable, sin en realidad, una justificación objetiva.
La reflexión es anterior a la ciencia. Esta se sirve de las «prenociones» pero aplicando un método. La ciencia social requiere de observación, descripción y comparación de hechos objetivos. Lo fundamental es considerar a los hechos sociales como cosas.
Quizás la dificultad radica en que los fenómenos sociales son en realidad construcciones del ser humano, un producto de su actividad; no de la naturaleza. No parecen, por tanto, ser más que la puesta en práctica de ideas y su aplicación en las distintas circustancias de las relaciones inter-personales. De ahí que dichos fenómenos se puedan entender como arbitrarios.
Como, por regla general, se nos escapan los detalles, las formas concretas y particulares, las representaciones más generales y esquemáticas son las pre-nociones de las que nos podemos servir inicialmente.
Nota: La Sociología previa, trataba más de conceptos (ideas) que de cosas (hechos). En el caso de Comte, cuya sociología se basa principalmente en la idea de progreso de la humanidad en el tiempo, si definió los fenómenos sociales como hechos naturales sujetos a las leyes naturales, pero en la aplicación de la ciencia toma la «humanidad» como objeto de estudio en vez de las cosas. Spencer por su parte, la sustituye por las «sociedades», pero dando de ellas una definición basada en su propia visión, estableciendo dos clases según su modo de cooperación. Resulta imposible, sin embargo, comprobar si es la cooperación es el todo de la vida social. Luego su afirmación no es cientificamente legítima, pues no define la «sociedad» sino su noción de ella.
Nota: Análogamente no se puede saber con certeza que es el Estado, la soberanía, la libertad política, la democracia, el socialismo, el comunismo, etc. Se suelen tratar como cosas conocidas y bien definidas, pero no son más que nociones. Dichas nociones plagan la sociología. En la Economía ocurre algo similar, se basa en la lógica y trata básicamente de conceptos, como el Valor o la producción, mientras que las pocas leyes existentes, como la de oferta y demanda, no tienen como objeto describir la realidad sino lo que debería ser (si cada individuo supiera identificar correctamente sus intereses).
Si los hechos sociales son cosas que son observables, entonces los tenemos que tratar en calidad de datos. Estos serán el punto de partida de la ciencia. No se necesita tener pre-nociones de lo que a priori hace que las cosas sean como son. Serán los propios datos los que confirmen o desmientan si lo que se ha considerado y estudiado como hechos sociales son realmente tal cosa, es decir, si son externos al individuo o no.
Dicho lo anterior las reglas que Durkheim define son:
Establecer el objeto de la investigación. Buscar la definición fundamental de las cosas de las cuales trata. La definición será en términos de sus propiedades inherentes que abarcará, sin excepción ni distinción, todos los fenómenos que presenten igualmente esas características. Esto indicará claramente como reconocer las cosas sujetas de observación del científico.
En muchos casos la sociología trata cosas sobre las que hablamos y tenemos contacto a diario. Cosas muy familiares, como el crimen, la familia, la democracia, etc. Por eso se suele cometer el error de no darles una definición previa y rigurosa científicamente. La noción común de las cosas suele ser ambigua, lo que hace que reunamos bajo una misma explicación cosas que en realidad son muy diferentes.
Ejemplos: No es lo mismo la monogamia de hecho (que se da en muchas especies animales) que la monogamia de derecho, la obligatoria (que sólo se da en ciertas sociedades). Análogamente, no es lo mismo la Democracia en las sociedades primitivas que la de las actuales.
La definición además no debe contener una clasificación pues de ser así se corre el riesgo de obtener resultados subjetivos y truncados. A menos que se pueda negar objetivamente el principio de causalidad, es decir, que un mismo fenómeno pueda deberse tanto a una causa como a otra, no se podrá dar un signo distintivo de una acción que produzca normalmente el mismo efecto que otra. Para evitar este error, hay que definir desde la base, lo esencial de las cosas y no al revés. Por ejemplo, no es la pena lo que hace al crimen sino que esta nos revela su caracter externo.
Apartar sistemáticamente todas las prenociones. Se trata de la aplicación de la duda metódica de Descartes.
La sociología tiene un factor pasional que complica en ocasiones la aplicación. Apreciamos mucho nuestras ideas políticas, religiosas y morales; les otorgamos tal autoridad que no soportamos la contradicción.
Apartar todos los datos “sensibles” que corren el riesgo de ser demasiado personales y retener exclusivamente aquellos suficientemente objetivos.
Un dato es tanto más objetivo en cuanto que el objeto con el cual se relaciona tiene mayor fijeza. Porque la condición de toda objetividad es la existencia de un punto de referencia, constante e idéntico, que desde lo subjetivo se pueda eliminar todo lo que pueda ser variable.
Entonces, cuando el sociólogo emprende la exploración de un orden cualquiera de los hechos sociales, se debe esforzar en considerarlos a través de un aspencto en el cual se presenten aislados de sus manifestaciones individuales.
En la observación se encuentran dos tipos de hechos los que son lo que deben ser o los fenómenos normales y los que deberían ser de otra manera o fenómenos patológicos. Pero, ¿tiene la ciencia medios para hacer esta distinción?
La ciencia no nos enseña sobre lo que debemos querer pues no conoce más que de hechos, los que observa y explica, pero no juzga. Nos puede decir cómo las causas producen sus efectos, pero no que fines deben ser perseguidos.
Tanto para los individuos como para las sociedades, la salud es buena y deseable, mientras que la enfermedad es lo malo que debe ser evitado. Si se encuentran criterios objetivos para distinguir científicamente la salud de la enfermedad, entonces la ciencia está en disposición de esclarecer la práctica.
La sociología presenta varios problemas a este respecto:
En todo fenomeno sociologico aún siendo esencialmente lo mismo se pueden distinguir dos casos, los generales que se dan si no en toda la especie si en la mayoría dándose variaciones comprendidas en límites muy cercanos; y los excepcionales que se encuentran solamente en una minoría y generalmente durante un tiempo limitado.
Dado que no existe un punto de referencia fijo, lo normal y lo patológico solo se puede determinar en relación con una fase del desarrollo de la especie social.
Como en la vida la enfermedad es algo natural, aunque no se puede concebir una especie que en virtud de su constitución estuviera irremediablemente enferma, pues o esto se convertiría en algo normal o la especie desaparecería. En la sociedad ocurre lo mismo, lo excepcional es parte de misma de la sociedad. Si bien resulta evidente que lo más expandido debe de ser lo más ventajoso [al menos, en esa fase particular de desarrollo de la especie]. Si las otras formas son más raras es porque en el promedio de los casos los sujetos tienen mayores dificultades para sobrevivir. La mayor frecuencia de unas formas es, por tanto, prueba de su superioridad.
En cualquier caso, identificar a través de la observación la causa de dicha generalidad y si esta es realmente externa demostrará la normalidad del fenómeno. Es decir, la normalidad se explicará a través de las condiciones de existencia de la especie, ya sea como un efecto de dichas condiciones o como un medio de adaptación por parte de la especie a las mismas.
En definitiva para poder determinar lo que debemos querer es necesario saber el porqué.
No obstante de lo anterior si las condiciones cambian es posible que lo que se considera normal también lo haga. Es decir, que en los periodos de condiciones cambiantes, como en periodos de transición, sólo se podrá considerar como normal lo que era en el pasado. Cuando las condiciones hayan cambiado esta condición de normalidad pasada ya no se corresponde a las actuales, pero aún así pueden persistir por fuerza del hábito.
Esto presenta una gran dificultad al sociólogo pues en condiciones cambiantes desaparece toda referencia que permita saber si un fenómeno es normal o no. Del mismo modo, que lo normal cambio, también lo hará lo patológico.
Ejemplo: Lo que se considera ahora un crimen en la antigüedad no se consideraba tal cosa, así como en la antigüedad eran normales ciertas prácticas que ahora se considerarían conductas criminales.
Dicho esto, se debe proceder de la siguiente manera para mantener la rigurosidad científica:
En ciertos casos se podría pensar que lo útil es normal. No obstante, solo sería así si además resulta necesario. Pues no hay razón alguna para creer que lo que se considera normal, es la forma más útil y que no pueden existir nuevas formas mejores aún por descubrir.
Nota: El último apartado de este capítulo se defiende que al cambiar lo normal, también cambia lo que no lo es. Ahora bien, como lector no comparto que lo «no normal» sea considerado como patológico. Se emplea el crimen como argumento a modo de ejemplo y me resulta confuso pues creo que se entremezclan dos conceptos distintos, los comportamientos considerados criminales y el código que así lo determina. Aunque en una fase determinada algo se considera patológico, igualmente puede considerarse necesario si se evalúa como se ha cristalizado la siguiente fase. Dicho esto ¿Qué es *lo que no debe ser, el comportamiento o el código?
Continuando con el ejemplo de la criminalidad se rebate si lo patólógico es sinónimo de crimen.
El crimen se observa en la mayor parte de las sociedades, pero la criminalidad es distinta. Los actos que se consideran criminales no son siempre los mismos.
Hacer del crimen una enfermedad social sería admitir que este es parte fundamental del ser vivo. Sería borrar toda distinción de lo fisiológico y lo patológico.
Lo que sin duda es normal es que exista una criminalidad, es por tanto un fenómeno inevitable, es decir, que es parte integrante de toda sociedad sana. Decimos que es normal, porque es imposible que no exista dada su generalidad.
Un crimen es un acto que ofende ciertos sentimientos colectivos. Para que el acto dejara de existir, el sentimiento colectivo tiene que tener mayor fuerza que la voluntad individual, fuerza suficiente como para que el individuo deje de sentir la necesidad de realizar el acto o que le haga reprimirlo. Si este supuesto se diera, el crimen no desaparecería, simplemente cambiaría de forma; porque la causa misma para eliminar el acto creará nuevas fuentes.
La existencia de distintos tipos de crímenes responde a que ciertos actos, ofenden el sentimiento colectivo con menor fuerza, no es lo mismo un asesinato que un hurto. Ambos son actos criminales pero toleramos mejor el segundo.
En una sociedad en la que se eliminaran todos los crímenes más ofensivos, sería cuestión de tiempo que los que inicialmente eran poco ofensivos creen una respuesta más energica que en el pasado. A falta de contacto con mayores ofensas, la consciencia colectiva desarrollará mayor sensibilidad a los ahora existentes. Por la misma razón el perfecto buen hombre juzga sus mínimos defectos y debilidades morales con la misma severidad que la muchedumbre.
La inexistencia de crímenes no se daría por la debilidad de los sentimientos colectivos, sino más bien por todo lo contrario. Mientras que la inexistencia de tipificaciones criminales si se debe a un debilitamiento del sentimiento colectivo de ofensa.
En cualquier caso, la absoluta uniformidad del supuesto anterior resulta imposible, por el simple hecho de la diversidad de conciencias individuales.
En definitiva, lo que confiere el carácter criminal, no es la importancia intrínseca del acto, sino la que le atribuye la conciencia común. El crimen es por tanto, necesario y útil porque esas condiciones de las que es solidario son indispensables para la evolución normal de la moral y el derecho.
*Nota**: Para comprender estas conclusiones resulta útil hacerse las siguientes preguntas. ¿Es «inevitable» sinónimo de «necesario» y de «útil»?. ¿El crimen es necesario para la existencia de una sociedad? ¿No puede existir una sociedad muy heterogenea con distintas percepciones de lo criminal o sin código moral? ¿Que no hayan existido previamente significa que no puedan existir en el futuro?. Además ¿No puede existir evolución moral colectiva si no existen crímenes? ¿Es el crimen el que fuerza dicho cambio?. En cualquier caso, esto es un egercicio de razonamiento lógico, y en nada sirve para la obtención de conclusiones científicamente rigurosas.
Para que exista dicho cambio, es necesario que la conciencia colectiva no tenga tal fuerza como para impedirlo, debe tener una energía moderada. Toda disposición es un obstáculo a la redisposición. Se necesita que la originalidad individual tenga cabida en la sociedad.
Si el crimen es visto como una enfermedad, entonces la pena es su cura. Pero si el crimen no tuviera tal carácter, entonces el objeto de la pena sería otro.
Nota: ¿Si fuera una enfermedad entonces el establecimiento de penas evitaría la existencia de crímenes?. Esto no parece reflejar la realidad.
Dado que un hecho social no puede ser calificado de normal o anormal más que en relación con una especie social [en una fase de desarrollo determinada], esto implica que una rama de la sociología ha de tener por objeto determinar dichas especies y clasificarlas.
Existen dos visiones bien distintas sobre como estudiar al ser humano y sus sociedades.
Desde el punto de vista del historiador, las sociedades contituyen individualidades heterogéneas incomparables entre sí. Cada pueblo tiene su propia fisionomía, su derecho, su moral, su organización económica, etc.
Para el filósofo, todos estos agrupamientos no son más que combinaciones fruto del azar y provisionales, sin una realidad propia. Lo real se encuentra en la humanidad, y la evolución social se desprende de la naturaleza humana.
Existe sin embargo, una alternativa intermedia, empleando las especies sociales. Una especie social es la misma en todos los individuos que forman parte de ella y por otro lado es distinta a otras especies.
Si no existiera más que una especie social (como defienden los filósofos), las sociedades no pueden varian entre sí más que en grados. Si por el contrario existen especies sociales cualitativamente distintas, por mucho que se aproxime unas a otras no se ajustarán exactamente.
Para poder determinar las especies sociales, será necesario estudiar a cada sociedad en particular realizando una descripción lo más exacta y completa posible. Luego Se compararán estos estudios entre sí y ver en qué concuerdan y en qué divergen. Finalmente, de acuerdo con la importancia relativa de esas similitudes y diferencias realizar una clasificación.
La especie, no es más que el resumen de individuos. No obstante, no será necesario analizar a cada uno de ellos para realizar un inventario exhaustivo. Esto sería imposible por la complejidad de cada individuo y por el números de individuos. Por eso, bastará con realizar un muestreo estadístico. Análogamente, cuanto más numerosas sean las características de dicho inventario más dificil será la clasificación de de grupos y subgrupos.
Análogamente a lo anterior, no será necesario analizar a todas las sociedades de una especie, bastará con un estudio estadístico.
Para la clasificación se deberán elegir caracteres particularmente esenciales. Pero esto no resulta evidente antes de realizar el estudio científico, sino después. Por ello, es esperable un proceso iterativo de modo que a medida que la ciencia avanza y se puedan explicar mejor los hechos sociales también se podrán clasificar mejor las especies.
Precisando aún más en el principio de clasificación, sabemos que toda sociedad en realidad está formada por otras más simples que ellas. Si entonces conocemos la sociedad más simple que haya existido, sólo tendremos que seguir la manera en que se combina consigo misma para clasificar las sociedades.
Si nuestra clasificación debe comenzar por las sociedades de primer orden, es decir, las simples, será necesario definir que significa Sociedad simple.
Se podría entender una sociedad simple como una cuya organización es rudimentaria. Esto tiene el potencial de crear gran confusión además de depender de un enfoque subjetivo. Simplicidad en realidad lo que significa es la asusencia completa de partes, es decir, toda sociedad que no contenga otras más simples.
La Horda es la forma social básica, es una masa absolutamente homogénea en que las partes (individuos) no se distinguirían unas de otras, y, por consiguiente, no estarían coordinadas entre sí; en una palabra, estaría desprovista de toda forma definida y de toda organización 4. Cuando la Horda se convierte en un segmento social, es decir, es una parte de la sociedad, esta pasa a llamarse Clan. En este sentido clan y horda serían sinónimos.
El concepto habitual de clan, el de agregado de varias familias se considera posterior a la del concepto de clan como agregado social básico.
Puestos a establecer una clasificación Durkheim propone la siguiente:
Lo anterior supone que cada tipo superior esta formado por asociación de tipos inferiores pero, en realidad, nada impide que sociedades de especies diferentes se reunan para formar una nueva especie. En cualquier caso, las diferencias entre los grupos integrantes no debe ser demasiado amplia; de otro modo, no podría haber entre ellas comunidad moral alguna.
Los fenómenos sociales varían no sólo de acuerdo a la naturaleza de los elementos que componen la sociedad sino también con su modo de composición. Así cabe un amplio abanico de posibilidades entre que se mantenga cierta individualidad en cada elemento, que cada grupo parcial conserve su vida local; o que se vean arrastrados en la vida general. Es decir, Varía también según se hayan concentrado más o menos estrechamente.
Es por lo anterior que se debe investigar, si en un momento dado, se produce una coalescencia completa de esos segmentos. Dicha coalescencia completa significa que la composición original de la sociedad ya no afecta a su organización administrativa y política. En ese caso, toda división o segmentación es únicamente privada.
Así el modo de clasificación será el siguiente:
Cuantas mas partes componen una cosa, más compleja es esta por el incremento de opciones de combinación de sus componentes. Tanto las variaciones individuales como las circustancias, por su puesto, también añaden matices y dificultan la obtención de atributos concretos de cada especie, más allá de los más generales y simples. Aún así, la constitución de especies es un medio de agrupar los hechos y facilitar su interpretación.
Tradicionalmente se han pretendido explicar los hechos sociales por medio del rol que juegan, de su utilidad; ya sea como resultado de la búsqueda de la felicidad (Spencer) o anteriormente por el impulso natural del ser humano en buscar el progreso (Comte). En cualquier caso se explicaba la formación de la sociedad por las ventajas que supone.
Sin embargo, explicar para que sería útil un hecho no explica como ha nacido ni como es lo que es. Se suponen las propiedades específicas que lo caracterizan, pero no lo crean. Por otro lado, ya que cada hecho social tiene naturaleza propia y es una fuerza que domina al individuo, no es suficiente que exista cierta voluntad. Es por tanto preciso remontar a las causas y efectos hasta encontrar el punto de acción donde el ser humano tiene capacidad.
Ejemplo: Para reanimar el espíritu de familia allí en donde se ha debilitado, no es suficiente con que todo el mundo comprenda sus ventajas; es preciso hacer actuar a las causas que son suceptibles de engendrarlo.
Además, cabe la posibilidad de que existan hechos que no sirvan para nada, ya sea porque nunca tuvieron utilidad o porque después de tenerla la haya perdido y el hecho haya continuado su existencia por fuerza de la costumbre. También hay casos en los que una práctica o institución social, cambien de función sin por ello cambiar de naturaleza.
Ejemplo: Los dogmas religiosos del cristianismo han permanecido invariantes durante siglos, mientras que el rol que juegan en nada se parecen en la actualidad a con la Edad Media.
Es decir, el fenómeno es independiente de la función; las causas que lo hacen ser son independientes de los fines a los que sirve. Esto no quiere decir, que las necesidades, los deseos no puedan intervenir de manera activa en la evolución social; estos pueden actuar en las condiciones de las que depende un hecho, apurando o conteniendo su desarrollo. La única razón de la existencia de un hecho es la realización de las condiciones necesarias de las que depende.
Por todo ello, para explicar un fenómeno social, hay que buscar de manera separada la causa de su existencia y la función que cumple. Entendiendo función, como fin u objetivo, pues la consecución de unos resultados no necesariamente condiciona su existencia. Lo que es necesario es determinar si existe correspondencia entre el hecho considerado y las necesidades generales. Si existe o no intencionalidad es irrelevante, ya que son cuestiones demasiado subjetivas como para poder tratarlas científicamente.
Si bien es natural buscar la causa de un fenómeno antes que intentar determinar sus efectos, no se puede obviar que existe cierta reciprocidad entre ambos que las mantiene ligadas. Por eso la segunda también es necesaria para la explicación del hecho social.
Ejemplo: La reacción social que constituye la pena se debe a la intensidad de los sentimientos colectivos que el crimen ofende, pero tiene como función la de mantener los sentimientos en el mismo grado de intensidad, ya que no tardarían en debilitarse si las ofensas padecidas no fueran castigadas.
Tradicionalmente se han explicado los fenómenos primordialmente por medios psicológicos (al igual que en la economía ortodoxa); pues se parte de la suposición de que la sociedad parte de un agrupamiento de consciencias particulares y que, por tanto, los fines no podían ser mas que individuales.
Sin embargo, dado que la característica esencial de los hechos sociales consiste en el poder que tienen de ejercer una presión externa sobre las conciencias individuales, es porque no derivan de ella. Por tanto, la sociología no puede ser un corolario de la psicología.
La ihibición, la contención de nuestros propios instintos y tendencias es en realidad el medio a través del cual la coerción social produce sus efectos psíquicos; no es, ella misma, coerción. La única obligación es la que nos viene dada y no podemos controlar.
Un todo no es idéntico a la suma de sus partes. El sistema formado por la asociación de individuos representa una realidad específica que tiene sus propias características. No se puede producir nada colectivo sin las conciencias individuales, pero esta condición necesaria, no es suficiente. El grupo piensa, siente y actúa de un modo completamente distinto al que lo harían sus miembros si estuvieran aislados. Los sentimientos colectivos pueden incluso oponerse a la media de los sentimientos individuales. Mayor será dicho desfase en tanto en cuanto a la acción de los contemporáneos se agrega la de las generaciones pasadas y la tradición.
Si se parte de los individuos para explicar los hechos sociales, no se podrá entender nada de lo que ocurre en el grupo. A una explicación puramente psicológica de los hechos sociales necesariamente se le escapa todo lo que tienen de específico, es decir, de social. Así que, descartada la parte individual, solo queda la sociedad para explicar los fenómenos sociales.
Nota: En consecuencia, toda explicación de un fenómeno social a través de otro psíquico es falsa.
Los fenómenos psicológicos solo pueden tener consecuencias sociales cuando están íntimamente relacionados a la acción de individuos con fuerza social especialmente grande, como los funcionarios, personas de estado u autoridades intelectuales con gran capacidad de influencia.
Nota personal: Incluso en esos casos dichos individuos no escapan enteramente a la presión social.
El hecho de asociación es el más obligatorio de todos; porque es la fuente de todas las demás obligaciones. No puede concernir al pasado, que no pudo ser consentido y que sin embargo determina el presente y futuro. Puedo no haber querido la nacionalidad o educación que he recibido; y no obstante son, ante toda causa, las que me fija en la sociedad.
Ejemplo: Como consecuencia de mi nacimiento, estoy obligatoriamente ligado a un pueblo determinado. Se suele decir, que luego, una vez adulto, se acepta esta obligación por el solo hecho de continuar viviendo en la mi país. Pero, en realidad, esto no le quita el caracter imperativo, pues una presión aceptada y padecida de buena gana no deja de ser una presión. Y, por otro lado, dicha adhesión es forzada tanto en cuanto, en la mayoría de casos, es material y moralmente imposible despojarnos de nuestra nacionalidad.
Se llega entonces a las siguientes reglas:
Como la condición determinante de los fenómenos sociales consiste en el hecho de asociación, estos variarán en consecuencia según las formas de asociación de las partes constituyentes de la sociedad. Es lo que llama el «medio social interno».
Los elementos que componen dicho medio son de dos tipos:
En cualquier caso, la acción del cambio social no proviene de ninguna aunque ejercen cierto peso. Son en realidad la materia a la que se aplican las fuerzas vivas de la sociedad.
El sociólogo debe principalmente descubrir las diferentes propiedades de ese medio que sean suceptibles de ejercer una acción en el curso de los fenómenos sociales.
Sin descartar otros, Durkheim identifica dos:
Como buen indicador de la densidad dinámica, está la densidad material. Que además del número de habitantes por unidad de superficie también ha de tener en cuenta el desarrollo de las vías de comunicación y transmisión como las infraestructuras de transporte, mecanismos de comercio, etcétera.
Nota: La densidad material no es infalible, pues es posible que dichas vías no se usen como medio de unión de las poblaciones sino como medios de negocio y transporte de mercancías.
Esta concepción del medio social es de máxima importancia pues si no se tiene en cuenta se pierde toda posibilidad de establecer cualquier relación de causalidad.
Los medios sociales externos, es decir las sociedades ambientales, no tienen capacidad de influencia más allá de las funciones con objeto de ataque o defensa y que en cualquier caso, su influencia será por medio del medio social interno.
Resulta imposible determinar como el estado en un momento dado de una civilización puede ser la causa dominante del estado que sigue. Es evidente que los progresos [o más bien cambios] realizados en una época, ya sea en cuestiones morales, políticas, económicas o de orden jurídico, hacen posible nuevos progresos [o cambios]. ¿Pero en qué los determina?.
Experimentalmente lo único que podemos alcanzar es la sucesión de cambios en una especie sin lazo causal aparente. El estado precedente no determina el consecuente, nos sirve solo como lazo cronológico. Sólo podemos decir cólo las cosas sucedieron hasta la actualidad y no como sucederán en el futuro, porque las causas de las cuales se supone que dependen no están determinadas científicamente.
El medio social es, como se dijo anteriormente, dónde se consuman los cambios sociales. Luego el valor de utilidad de los fenómenos no es otro que su función causal del estado en el que se encuentra la sociedad.
Si la utilidad no se puede establecer que en relación a un medio dado, como estos son diversos existe entonces una variedad de puntos de referencia, fundados en la propia naturaleza de cada medio social.
La existencia de especies sociales está en relación estrecha con esto, pues si existen es precisamente porque las condiciones de la vida colectiva dependen antes que nada de condiciones concomitantes que presentan cierta diversidad.
Sólo existe un medio para demostrar que un fenómeno es causa de otro, y es comparar los casos en los que están presentes o ausentes simultáneamente y averiguar si las variaciones que presentan las distintas combinaciones muestran que uno dependa del otro.
En sociología, difícilmente se pueden crear artificialmente las condiciones en un ambiente asilada como para estudiarlas, por eso el método que se emplea es el de la experimentación indirecta o método comparativo.
De acuerdo al apartado anterior, la explicación sociológica consiste exclusivamente en establecer relaciones de causalidad; ya sea vinculando un fenómeno con su causa o una causa con sus efectos útiles.
Para la aplicación del método comparativo de una manera científica, se deberá aceptar que a un mismo efecto corresponde siempre una misma causa. Si al estudiar un fenómeno, como el suicidio, se concluye que depende de más de una única causa es porque, en realidad, existen distintos tipos de suicidio.
Dentro del método comparativo existen distintos procedimientos. No todos tienen la misma fuerza demostrativa sociológica.
El método de los residuos, en general no es útil en Sociología. Suele ser aplicable a las ciencias en un estado avanzado pues se requiere del conocimiento de un número importante de las leyes que aplican en el campo de estudio. Los fenómenos sociales son demasiado complejos como para poder descontar con exactitud el efecto de todas las causas menos una.
Métodos de concordancia y de diferencia, por la misma razón que en el punto anterior, ambos métodos son de ninguna utilidad pues suponen que los casos comparados concuerdan o o difieren en un sólo punto. No se puede estar absolíutamente seguro de no haber dejado escapar algún antecedente que concuerde o difiera con el consecuente, al mismo tiempo y de la misma manera que el único antecedente conocido.
El método de las variaciones concomitantes, este método sí es útil en Sociología. Para que sea demostrativo, no se necesita que todas las distintas variaciones hayan sido rigurosamente excluidas. El simple paralelismo de valores por los que pasan dos fenómenos, siempre y cuando se hayan establecido un número suficiente de casos lo bastante variados,es prueba suficiente de existencia una relación entre ambos.
Cuando dos fenómenos varían regularmente de manera semejante, es preciso mantener esta relación incluso cuando, en ciertos casos, uno de esos fenómenos se presente sin el otro. Porque puede ser que o bien a la causa se le haya impedido producir su efecto por la acción de alguna causa contraria, o bien que se encuentre presente, pero bajo una forma diferente aún no identificada.
Es cierto que las leyes establecidas mediante este procedimiento no se presenten siempre bajo la forma de relaciones de causalidad. La concomitancia se puede deber no a que un fenómeno sea causa de otro, sino a que ambos sean efectos de una misma causa, o incluso que exista entre ellos un tercer fenómeno intercalad, que es efecto del primero y causa del segundo, que ha pasado desapercibido.
Por todo ello, los resultados de la aplicación de este método requieren de interpretación. Esto no es ideal, y por ello, para asegurar el mayor de los rigores en la interpretación se ha de seguir estricta y metódicamente los siguiente:
La vida social es una sucesión ininterrumpida de transformaciones, paralelas a otras transformaciones en las condiciones de la existencia colectiva; y no sólo tenemos a nuestra disposición las que se relacionan con una época reciente, sino un enorme número de ellas, por las que han pasado los pueblos desaparecidos y han llegado hasta nosotros. A diferencia de las especies animales, la historia de la humanidad es clara y completa.
Existen una multitud de fenómenos sociales que se producen en toda la extensión de la sociedad, pero toman formas diferentes de acuerdo con las regiones, profesiones, confesiones, etcétera. De la diversidad de dichos medios especiales resultan, para cada orden de hechos, nuevas series de variaciones, por fuera de las que produce la evolución histórica.
El método anterior únicamente produce resultados si se practica con rigor. No probamos nada si nos contentamos con hacer ver con ejemplos más o menos numerosos que, en casos dispersos, los hechos han variado como lo quiere la hipótesis. Ilustrar una idea no es demostrarla. Lo que hace falta es comparar no variaciones aisladas, sino series de variaciones, regularmente constituidas.
Estas series pueden ser formadas de las siguientes maneras:
El tercero es evidentemente el más completo pues ofrece tanto el análisis como la sítesis del fenómeno. Nos muestra, por un lado, en estado disociado los elementos que lo componen y el modo qen que se van agregando unos a otros, y al mismo tiempo, las condiciones de las que depende su formación y asociación. En consecuencia, solamente podemos explicar un hecho social de cualquier complejidad que sea a condición de seguir su desarrollo integral a través de todas las especies sociales.
Por eso, la sociología comparada no es una rama particular de la sociología; es la sociología misma.
Para evitar graves errores la comparación sólo puede ser demostrativa si se elimina el factor perturbador de la «edad». Así, será suciente con considerar a las sociedades que se compara en el mismo periodo de desarrollo.
Cómo síntesis del método sociológico enumeramos sus características:
“División du travail social” ↩