El presente artículo ha sido inspirado por el siguiente podcast:
Introducción
En la actualidad es habitual encontrarse con debates y artículos que tratan de responder a la pregunta de si ¿Es el coche eléctrico más “verde” o ecológico que los de motor de combustión?. Se trata de una pregunta simple, pero que esconde una complejidad enorme por varias razones:
- Por un lado, no existe una única métrica para compararlos. No nos podemos limitar a las emisiones de CO2 o CO2eq si se prefiere. Existen una variedad de impactos negativos a tener en cuenta, especialmente relativos a los recursos naturales requeridos para su fabricación y los residuos tras el fin de la vida útil.
- Para poder compararlos correctamente se ha de tener en cuenta el ciclo de vida completo de ambos tipos. Las diferencias en la eficiencia energética, y por tanto de emisiones de CO2, no sólo se derivan de la conducción, sino también de su fabricación y reciclaje.
- Además del CO2 o CO2eq si se prefiere, exiten otro tipo de impactos, relacionados con los recursos naturales empleados en su fabricaciónhay otros impactos derivados de la industria automobilística más allá de las emisiones de los Gases de Efecto Invernadero, como por ejemplo los recursos minerales que requiere cada una de las tecnologías.
- Ambas tecnologías requieren de energía, pero la que emplea el coche eléctrico es indirecta. Es decir, se ha producido fuera del sistema del automóvil y por tanto se desconoce a ciencia cierta si proviene de “energías verdes” o no, ni cu CO2eq correspondiente.
- Aunque la pregunta es clara, quizás la “sostenibilidad” tradicional, es decir, vista únicamente desde el punto de vista ecológico, no sea el único parámetro a tener en cuenta. Existen otras cuestiones a tener en cuenta como, por ejemplo, beneficios de la electrificación del transporte en la calidad del aire en las zonas de tráfico denso.
- Por otro lado, cuando hablamos de sostenibilidad en el campo de la movilidad, hay que tener en cuenta otras alternativas. Limitar la discusión a los automóviles implica ignorar la máxima de que existen alternativas más eficientes. La movilidad es multimodal y, probablemente, el coche únicamente sea deseable en ciertas circustancias que hacen al resto de medios de transporte inviables.
- De manera similar, si tampoco se cuestiona si las necesidades de movilidad actuales resultan sostenibles, se pasa por alto que existen otros medios de vida más ecológicos, que requieran de menor movilidad en las personas y mercancías o que al menos, toleren mayores tiempos de transporte.
Con todo lo anterior vengo a defender que, antes de limitarnos a tratar de responder a una cuestión concreta vale la pena pararse y valorar inicialmente, si esta es realmente la pregunta más importante que haya que hacerse. En este caso, parece que dicha pregunta únicamente sirve para valorar superficialmente el problema de raiz.
Una visión “top-down” en este caso nos permitiría tener una visión global del impacto de la movilidad en nuestra sociendad y medio ambiente, permitiendo quizás concluir cuáles serían las estrategias a medio y largo plazo más deseables. Por otro, lado la visión “bottom-up” nos permite profundizar más rápidamente en cuestiones más “simples”, en este caso la discusión limitada sobre las distintas tecnologías de coches, para psteriormente identificar las soluciones tácticas más razonables.
Seamos prácticos y razonemos sobre la cuestión de los de los vehículos de transporte individual o hasta 5 plazas. Hay que tener en cuenta que esta discusión se limita habitualmente a los coches, excluyendo sistemáticamente a las motocicletas. Intentaré, dentro de mis posibilidades, evitar esta exclusión ya que, a priori, parece que la motocicleta, en algunas circustancias, es una solución más eficiente que la del coche.
Recursos y bibliografía