Adorno nace en Francfurt del meno, Alemania en 1903, en el seno de una familia burguesa.
Su obra Sociológica está fuertemente influenciada por Kant (1724-1804), Hegel (1770-1831) y Marx (1818-1883). Desde el año 1932 y hasta su muerte en 1969 se incorpora al Instituto para la Investigación Social de la Universidad de Frankfurt. Parte de su obra, aún perteneciendo a dicho Instituto, la desarrolla en el exilio, huyendo de los nazis, primero desde Oxford y posteriomente en EE.UU. Su colaborador más destacado es Max Horkheimer.
Sus obras más relevantes fueron “Dialéctica de la Ilustración” (1944) en la que introduce el concepto de “industria cultural” que por através de la instrumentalización de la razón cosifica y mercantiliza la cultura conviertiendose así en un medio más de la ideología de producción dominante ; la “Dialéctica Negativa” (1966). Su pensamiento defiende la razón dialéctica, que se opone al positivismo más puro basado en una metodología estricta, así como al Idealismo que en su opinión distorsiona la realidad con sus abstracciones y reconoce las contradicciones irresolubres y esenciales mediante la dialéctica.
La sociología surje originalmente de la filosofía con Auguste Comte (1798-1857) en su «filosofía positivista», que deriva de la experiencia y se puede respaldar por el método científico. Adorno se niega a diferenciar estrictamente la sociología de la filosofía, la economía o la psicología, entre otras disciplinas científicas, porque reúne «bajo un [mismo] techo cosas que en principio no tienen nada que ver entre sí, que han surgido de manera independiente.
Ya Comte identificó una dualidad característica de la sociedad que se tradujo en la dicotomía entre el «principio del orden o de la estática» y el «principio del progreso o dinámica». Sea como fuere, Comte tenía como modelo ideal de las ciencias naturales; y al mismo tiempo tenía un ideal secularizado en cuanto a que la sociedad debía de ser conducida a una dirección concreta por medio de la sociología.
A pesar de ser una ciencia, la Sociología presenta algunas características únicas con respecto a las ciencias naturales. Para empezar, la Sociedad es el objeto primario de la Sociología, que es esencial y constitutivamente contradictoria. De ahí que la ciencia de los hechos o fenómenos solciales no posea continuidad. Como crítica a la visión cientifista que requiere de un continuo sin rupturas en el conocimiento sociológico como una tendencia armonizadora. La ausencia de ruptura en la forma de exponer y en la sistematización de los fenómenos sociales contiene la tendencia a declarar como no existentes las contradicciones constitutivas de la sociedad. La sociología no se caracteriza por la “multiplicidad definida”, porque carece de homogeneidad y continuidad. Por ello la propia sociología hace que «cuanto mejor se comprende la sociedad, más difícil resulta ser útil para esa sociedad».
Además a diferencia de las ciencias naturales, la sociología no está definida por un objeto fijo, más aún si tenemos en cuenta que su objeto primordial, la sociedad no es un objeto sino una categoría de mediación. De ahí que existan sociologías aplicadas, que no es otra cosa que la aplicación del punto de vista sociológico a objetos, de antemano, no sociológicos.
Resulta extremadamente complicado conjugar una visión sociológica realmente profunda porque esta disciplica cuenta con dos vertientes sin elementos comunes, a saber:
Una diferenciación de la sociología con respecto a la política, es que aunque uno se ocupe de cuestiones sociales, esto no lleva automáticamente a cuestiones relacionadas con la construcción de una sociedad mejor o con la sociedad correcta. Para un sociólogo no existe en absoluto algo así como la verdad, porque todo está determinado por intereses sociales.
La sociología, tal y como ha surgido históricamente, de acuerdo a la visión de Comte, tiene desde sus comienzos algo así como la creencia de que los expertos científicos producirán, si se les confía directa o indirectamente el control de la sociedad, un estado de equilibrio o estabilidad (lo estático) capaz de funcionar manteniendo los sistemas existentes que se pueden conservar a través de ampliaciones y correcciones. Se presupone un estado ideal, basado en leyes (lo estático) y una dinámica a controlar.
Según Adorno, desde Sant-Simon, Comte y pasando por Marx o Pareto, se visulmbra tanto una ambivalencia que él defiende dialécticamente como una ideología sobre la primacía de la técnica a la hora de moldear la sociedad.
Para Marx, las fuerzas técnicas de producción en cualquier circustancia se impondría como la categoría clave de la sociedad, mientras que por otro lado consideraba las relaciones sociales específicas como lo socialmente determinante, es decir, el ordenamiento de la propiedad según el acceso a los medios de producción. Es decir que las luchas sociales son las que transforman las fuerzas de producción y las relaciones de producción. Para Marx las fuerzas de producción eran la categoría clave, mientras que para Adorno al haberse consumado la«sociedad industrial» es la relación social de la producción la que domina.
La concepción de la sociología fue desde el comienzo de carácter retrospectivo. Pero posteriormente, como en las ciencias naturales, se deben realizar predicciones para confirmar los modelos. Los conceptos de espontaneidad y de cambio repentino no tenían luagar. Pareto (1848-1923) intenta introducir dicho concepto de espontaneidad en el elemento dinámico. No obstante, concluye con en una conservación o equilibrio social a través de la llamada «circulación de las élites». En su teoría, la concepción del carácter cíclico de los movimientos sociales consiste en la reiteración de acontecimientos naturalmente dados. Para él la irracionalidad de la sociedad tiene la última palabra porque no existe algo así como una verdad, y entonces la sociología misma recibe un aspecto caótico e irracional.
Para Adorno la sociología debería ser un examen crítico de la sociedad, de lo esencial, de modo que se advierta la carencia de aquello que pretende ser, para detectar así las posibilidades de una transformación.
Tal y como lo diría Hegel la sociología representa una «falsa infinitud». «No existe nada bajo el sol, realmente nada, que no esté mediado por el pensamiento humano, y también justamente, de un modo social. En el pensamiento se halla toda la historia de una especie y también, se halla la sociedad. Las cuestiones sociales median en todo lo relativo al ser humano, incluso en aquellas que parecen no tener nada que ver con la sociedad. Por eso la sociología debe de ocuparse de lo socialmente relevante. El problema es ser capaces de identificar a priori qué es lo que debe considerarse tal cosa. En esta pregunta por lo esencial siempre se introduce lo práctico. Cuestiones como las psicosociales que por sí mismas quizás no tengan relevancia aparente frente a los problemas estructurales de la sociedad si pueden tener razón de ser. Por ejemplo, evitar que la historia nazi se repita. Es decir, lo esencial no puede ser idéntico a los llamados «grandes temas». Lo esencial puede ser comprendido a través de fenómenos que aparentemente no tienen gran significación. No es posible reconocer de antemano si un objeto es esencial o no, sino que la desición en general reside en la realización, es decir, en ocuparse de tal objeto.
El positivismo rechaza la pregunta por lo esencial, diciendo algo así como que no existe la esencia, sino sólo apariencia. Justamente, en un sentido muy amplio esto ha sido una de las intenciones de la Ilustración. Sin embargo, también implica que la sociología debe de regirse por los métodos de investigación, y debe trabajar sobre esos métodos de investigación, y no debe regirse por la relevancia del objeto, o mejor dicho por la relevancia de la prespectiva que se espera lograr.
La afirmación de Hegel de que lo esencial debe de aparecer, tiene un sentido también en cuanto a ls métodos sociológicos, en la medida que estos valen para el análisis de lo esencial. Resulta completamente inútil hablar de «la esencia» o de «las leyes esenciales» si estas no pueden hacerse visibles en la interpretación de los fenómenos sociales.
Es necesario encontrar un equilibrio entre los dos polos, es decir, entre una pura constatación de hechos y una declaración libre sobre aspectos esenciales (verdaderos o supuestos). El interés por la esencia no puede consistir en identificar, a partir de los fenómenos, esencias, de un modo inmediato, indiscutido y sin argumentación, sin poner a prueba las tésis frente a las condiciones históricas en las que los fenómenos han surgido y se han expresado de diversas maneras.
Una tarea de la sociología es aferrarse a ciertas determinaciones esenciales; pero simultáneamente, que también es una tarea de la sociología inferir, o al menos, comprender a partir de las tendencias las modificaciones que llevan a que la situación original no aparezca más hoy en día que como un sentido tradicional.
Una praxis sociológica que se refiere a la estructura total de la sociedad y no a manifestaciones sociales individuales, requiere una teoría de la sociedad como un todo. Una praxis referida a la estructura solamente puede tener sentido si analiza las relaciones estructurales, las tendencias y las relaciones de poder dentro de la sociedad.
La estructura social tiene el carácter de algo mal construido. De qué modo uno apoya las reformas es, hasta cierto punto, una función de la evaluación de las relaciones estructurales dentro de todo. Y dado que esta transformación del todo, hoy en día, no aparece como algo inmediatamente posible, tal como a mediados del siglo pasado, estas cuestiones se plantean entonces desde una perspectiva totalmente diferente. No se trata de resignación, tan sólo el reconocimiento de la rigidez y las desproporciones de las relaciones de poder.
El concepto de sociedad no se puede definir de modo definitorio porque contiene una riquesa histórica infinita. Ciertamente existe una diferencia entre la sociedad de los paises capitalistas, los paises bajo dominio soviético, lo de influencia china y aquellas del Tercer Mundo. Son diferencias muy profundas. Cuando se habla de distintos tipos de sociedades, no nos referimos a «tipos básicos» relacionados con la etnología y antropología, que se refieren en realidad a diferentes tipos de convivencia, sino al «momento de la socialización». Este momento alude al hecho de la existencia entre los seres humanos en un contexto de funciones, en el que todos los individuos están entrelazados y que mantienen cierta autonomía. Hay sociedades que se encuentran en momentos mas sueltos, en el que la interacciónd e los individuos y el todo se produce en menor medida. En ellas los distintos grupos sociales coexisten paralelamente, sin que tenga lugar entre ellos una relación lo bastante esencial como para que, a través de esa relación, los grupos mismos se determinen y se conformen esencialmente. Luego cuándo nos referimos a sociedad en sentido preciso, implica la existencia de cierto tipo de entrelazamiento que lo incluye todo y los elementos individuales son cencebidos como relativamente iguales y de ninguna manera estructurados en un sentido corporativo o espoontáneo.
La sociedad «socializada» no es sólo un contexto de funciones entre individuos socializados, sino que está determinada esencialmente por el intercambio, lo cual es una precondicón de la sociedad. Lo que hace que una sociedad sea algo realmente socializado, a través de lo cual se constituye tanto conceptual como realmente es dicha relación de intercambio. Y esto es un concepto esencialmente burgués o del tercer estadio, es decir, un producto de la industrialización. El intercambio es, por tanto, el hecho social fundamental a través del cual se produce la socialización.
Nota: El concepto del tercer estadio se refiere a la pueblo llano o plebe, uno de los tres estratos de una sociedad estamental, organizada de manera inflexible y basada en la desigualdad de condiciones, como la feudal. Los otros dos serían la nobleza y el clero 1. En el contexto de la sociología que Adorno describe, se refiere a la burguesía en un sentido moderno tras la revolución industrial, una clase social próspera por su aumento de capacidad económica a través del capitalismo y de poder político tras las revoluciones burguesas 2.
Nota: No confunir lo anterior con la teoría de los tres estados de Comte 3. En este caso se afirma que la humanidad pasa por tres estados de progreso teóricos o mentales:
La naturaleza misma del propio intercambio, se basa en la equivalencia dineraria para intercambiar objetos. Dicha equivalencia se establece, según Marx en base al tiempo de «trabajo social» empleado. Desde el punto de vista de Adorno, y en línea con Marx, el propio intercambio lleva en consecuencia la «destrucción de la sociedad» y que si esta ha de continuar deberá de superarlo. Para Adorno este tipo de intercambio es ingenuo e irreflexivo (viene dado a los individuos por la sociedad). Dice, que el capitalismo ignora la naturaleza cualitativa tanto del que produce como del que consume, que lo principal es la ganancia y que la humanidad es la clientela. Se basa en una estratificación de la sociedad con el dominio de lo general sobre lo particular, de la sociedad sobre sus miembros. No es neutral, auqnue sus abtracciones sigan la lógica científica de reducción de unidades. Una de esas reducciones es la de los seres humanos que pasan a ser agentes y portadores de intercambio de bienes, lo que esconde el dominio del hombre sobre el hombre porque todos han de obedecer la ley del intercambio para no perecer.
Reflexión personal: Creo que el tiempo de trabajo de un especialista no puede equivaler directamente a la misma cantidad de trabajo de otro profesional menos especializado. Quizás Marx, cuando se refiere a «trabajo social» ya introduce en el concepto cierto factor corrector en base a la utilidad social del trabajo realizado (no lo sé). Quizás por trabajo social ya se tenga en cuenta también el trabajo previo realizado para la obtención de las partes necesarias o materias primas, por ejemplo. En cualquier caso, ni antes ni ahora se ha tenido en cuenta en tal equivalencia dineraria los «costes sociales indirectos» relativos a la explotación de los recursos naturales empleados ni la contaminación liberada al medio. Es decir, que los precios en realidad son artificialmente bajos al ignorar dichos costes que quedan descubiertos. Por coste social indirecto me refiero a que la actividad humana tiene unas consecuencias sobre el medio ambiente con efectos negativos en el equilibrio natural y la vida humana. Estas consecuencias para ser mitigadas requieren de unos recursos (económicos, mano de obra, energía, etc.) que no pueden ser financiados con parte del precio del producto o servicio, sino que, tal y como funciona actualmente el sistema, estos costes tendrán que ser soportados por la sociedad en general y no por los responsables del daño concreto (productores y consumidores particulares). Desde luego estoy de acuerdo, aunque seguramente por razones distintas, de que este intercambio por equivalencia dineraria, tal y como se sigue dando hoy en día, es absolutamente ingenuo e irreflexivo; y está poniendo en peligro la supervivencia de la humanidad.
De lo anterior se extrae que la sociedad se puede entender como un concepto relacional o funcional. No se puede concebir la sociedad como el agregado de todos los seres humanos que vivene n un cierto período. Un concepto así, meramente cuantitativo, no correspondería a la sociedad como tal. En necesario determinar el «vínculo interno», tal y como lo denominó Marx. Los seres humanos están determinados socialmente por lo que hacen (su trabajo social) y por su relación entre ellos, es decir, el propio itnercambio.
Desde el punto de vista dialéctico, se puede comprender la sociedad en la medida que se muestren a que complicaciones y contradicciones lleva el principio de socialización. Los elementos de la sociedad interactúan y se influyen mutuamente, el cambio social tiene lugar cuando uno de ellos se impone sobre otros.
La sociedad implica inmediatamente conductas que no tienen causas racionales, ni tampoco que se puedan inferir de la psicología individual, sino que son algo así como ritos arraigados o costumbres establecidas. Se trata de fenómenos que como Durkheim (1858-1917)caracterizó, son «impenetrables» y que permiten percibir a la sociedad o mejor dicho sus efectos sobre los individuos y en las conductas colectivas que son mucho mas fuertes que los individuos por separado.
Los hechos sociales no son equivalentes a las realidades sensoriales individuales, aunque tienen un fuerte caracter de realidad al condicionar su conducta. De este modo, se caracteriza a la sociedad en una categoría de grado superior.
Si bien Adorno otorga cierta verdad en esto, cree que lo anterior implica que la sociología positiva tiene tendencia a cosificar y automatizar la sociedad, aceptando que esta está sometida a leyes inmanentes, en lugar de reflejarlas críticamente. Para él esto es más bien algo aparente más que real y que lo importante para la interpretación es la relación entre humanos.
Adorno concluye que la sociedad tiene un carácter dual, en el que se da en parte este concepto absoluto de sociedad, que está por encima de los individuos, que tiene carácter objetivo y se opone a ellos de manera autónoma; y la mera aglomeración de individuos. Ambas cosas se dan simultáneamente. Se realiza sólo a través de los individuos, pero por su interrelación no puede simplemente reducirse a ellos; pero tampoco puede ser concebido como un concepto superior a ellos, existente por sí mismo.
La sociología es por tanto un concepto de mediación entre dos categorías opuestas, los individuos por un lado y la sociedad por otro.
Adorno advierte sobre la posibilidad de asemejar la sociedad a un organismo, en donde la suma individual es más que sus elementos por separados. Hay que tener en cuenta que en la totalidad en la que vivimos, no está determinada por un vínculo mutuo e inmediato con los demás; sino como ocurre con el proceso de intercambio, estamos esencialmente separados unos de otros. Se trata de una unidad que se produce y constituye a través del mecanismo de separación e integración, que es lo opuesto a la idea organizista y totalizadora.
Para caracterizar a una sociedad el concepto de sistema o de orden hasta cierto punto impuesto es mucho más adecuado.
A causa de que en las formas dominantes de la sociedad cada individuo busca su ventaja, su beneficio, aferrandose al individualismo, el todo solo puede mantenerse vivo y reproducirse con un sacrificio indescriptible.
Justamente el hecho de que la totalidad de la sociedad no se mantenga viva solidariamente, como un objeto social único, sino a través de intereses antagónicos de los seres humanos, lleva a que esta sociedad racional de intercambio, desde su raíz, constitutivamente, aparezca un aspecto de irracionalidad que en todo momento amenaza con hacerla explotar.
La sociedad es esencialmente un concepto dinámico, porque surje de la relación entre personas. Tradicionalmente se ha tenido en cuenta este característica a través del «Conflicto Social». Sin embargo, Adorno hace énfasis en otra modalidad relativa al sistema capitalista.
La economía capitalista y con ella la sociedad capitalista, en el momento en que se estanca, en el momento en que no se expande, corre el riesgo inmediato de una crisis y, con ello, de su decadencia.
Spencer (1820-1903) definió la dinámica de la sociedad en un sentido de crecimiento en la integración. Es decir, que sectores cada vez más grandes de la sociedad entran en una conexión por la cual resultan mutuamente dependientes. He aquí la diferencia entre los tipos de sociedades arcaicas como la de los nómadas o cazadores recolectores y el sentido moderno del concepto.
En el pasado más reciente existía una clase que auqnue si realizaba trabajo social, no se encontraba integrada. Estaba parcialmente excluida de la sociedad y dominada por la «industria cultural». El proceso de integración hace mas abarcable a la sociedad.
Con la integración existe una tendencia de adaptar a los seres humanos al sistema de un modo total y completo, en la medida que son integrados al mismo, y a conformarlos de acuerdop con la lógica de adaptación, transformándolos en copias microcósmicas del todo.
La relación entre integración y diferenciación está sometida a una dinámica. En la época de Spencer (s. XIX) una mayor integración conllevaba también una mayor diferenciación a causa de la división del trabajo. Es decir una progresiva integración suponía una progresiva dominación racional del proceo del trabajo (especialización). Actualmente, opina Adorno, una mayor integración no necesariamente lleva a una progresiva diferenciación. Cuando la división del trabajo se lleva al extremo, algunos procesos se parecen tanto entre sí que la supuesta diferenciacicón cualitativa producida por dicha división se anula a través de su propia consecuencia. El resultado final es que cualquiera puede hacer cualquier trabajo.
Relativo a las dinámicas sociales, existe una teoría llamada la «sociología del enfrentamiento» que viene de decir que sin el enfrentamiento, es decir, sin antagonismo de intereses, no hay progreso, y se produce estancamiento. Una sociedad antagónica y dividida, una sociedad de clases en la cual los intereses de los grupos están, esencial y objetivamente, en conflicto mutuo, solo puede salir de esa situación resolviendo el conflicto. La base de esta doctrina es el modelo liberal de la lucha competitiva.
Resulta característico de esta doctrina que no se toma en consideración el sufrimiento que se halla detrás de los grandes conflictos sociales.
Para Adorno, lo que resulta decisivo es que mediante la reducción, aislamiento y formalización metodológica se trata el conflicto social como una categoría propia, independientemente de su fundamento y de su contenido social específico. Parece mediante dicha formalización que el conflicto social puede ser algo frutífero y se ignora que posee un potencial destructivo inmenso.
De ningún modo todo lo que hace la sociología tiene que ver con acciones sociales. En análisis sociológico, por el contrario, se refiere en gran medida a formas cosificadas, objetivadas, que no pueden ser reducidas inmediatamente a acciones. Es el caso de todo lo que, en un sentido muy amplio, puede caracterizarse como instituciones.
El sentido del concepto de institución, o de conformación social subjetiva, o m como también se puede decir en muchos contextos, de organización, o incluso de todo lo que significa «relaciones de producción» consiste, justamente, en que no se trata de acciones inmediatas, sino si ustedes quieren, en acciones solidificadas, en algo en definitiva automatizado frente a la accion social inmediata.
El destino social y, con ello, la acción social de cada individuo, depende en mucho más de estas instituciones y puede ser explicada mucho mejor apartir de estas instituciones, que si se considera esta acción como el sustrato último e inmediato y se cree poder explicar lo social en general a partir de la acción social.
Históricamente se ha pasado por alto la importancia de las relaciones de producción en la sociedad. O para expresarlo de otro modo, pasaron por alto que la racionalidad tantas veces citada de la sociedad burguesa, científica o industrial (fase positiva de Comte), en realidad sigue siendo irracional. Las instituciones llamdas irracionales tienen una función y uno puede deducir la supervivencia de los momentos irracionales en la sociedad a partir de la estructura social. En definitiva, solo por medio de la supervivencia de las funciones irracionales pueden mantenerse vivas en general las relaciones irracionales de producción.
Por irracional se refiere a que, si uno considera que la meta de la sociedad es la conservación y liberación de los individuos que la componen, lo que uno se encuentra es que ésta se opone a su propia meta.
reflexión personal: Resulta interesante esta reflexión porque presupone una meta particular y que esta, de existir, es fija. Es cierto que todo sistema, tiene al menos un objetivo, pero este no necesariamente tiene que ser el que el sociólogo cree subjetivamente.
Es por eso que opina que la neutralidad científica no existe, pues al aceptar lo anterior, en realidad está tomando una decisión social.
En el fondo se trata de modo más o menos acentuado de una doctrina antrapológica de lo invariante, es decir, concepciones del ser humano y de la naturaleza supuestamente invariable del ser humano, en lugar de una reflexión acerca de las condiciones concretras en las cuales viven los seres humanos, y acerca de si esas condiciones pueden o no ser modificadas.
Por otro lado, cuando Weber en su definición de sociología dice que la tarea es «comprender interpretativamente» las acciones sociales, lo hace restringiendo dicha interpretación a la racionalidad, es decir a la relación medio-fin que supuestamente se puede constatar en esa acción subjetiva.
Inmediatamente surje la pregunta de si la conducta interpretativa que se le exige a la sociología como algo evidente es efectivamente el método, o si realmente cuando se choca con algo contrapuesto al sujeto interpretante, se debería justamente renunciar a tal interpretación.
Esta visión interpretativa que introduce Weber, resulta muy dificil de tolerar para esa sociología libre de valores, que se abstiene estrictamente de pronunciar juicios de valor. Si en última instancia toda conducta social puede ser interpretada como subjetivamente con sentido, entonces se le otorga a toda conducta social ya de antemano algo así como un sentido; todo el curso del mundo aparece como reducible a algo así como un otorgamiento subjetivo de sentido, justificándose de ese modo también como algo qe, en sí, posee sentido.
Decir que los actores sociales vinculan su acción con un sentido social subjetivo presupone un tipo de racionalidad en la conducta de los individuos que no puede presuponerse sin más. Hay que tener en cuenta las diferencias que existen entre el sentido sostenido subjetivamente por los individuos y el sentido objetivo que poseen sus acciones. Es decir, una cosa es la intención y otra el resultado objetivo. o dicho de otro modo, la relevancia social no tiene porqué coincidir con el sentido pensado subjetivamente.
En cualquier caso, esta vinculación de un sentido con acciones sociales es, en el fondo, una construcción ideal, pues la gran mayoría de las llamadas acciones sociales de los individuos no se producen en absoluto en dirección a un fin soccial preestablecido, sino de un modo más o menos reflejo.
Durante estas lecciones Adorno se ocupa en varias ocasiones de defender su visión de la sociología, la de la teoría crítica o dialéctica, frente a las objeciones de otros sociólogos. La mayoría de estas cuestiones han sido ignoradas en esta síntesis. No obstante si recojo la única que considero es relevante reflexionar en la época actual por no estar resuelta.
Se dice que desde el punto de vista de la teoría del conocimiento y de la ciencia, es un problema abismal el de explicar por qué algo no se produce en tal luagar [o época], sino en otro. Dar pruebas de magnitudes negativas en ciencias sociales, es decir, de la no ocurrencia de fenómenos que deberían ocurrir, es enormemente forzado; y es, por así decir, una espina clavada de todo pensamiento teórico en este campo.
El hecho de que, post festum, uno puede explicar todo lo imaginable de im modo más o menos plausible, pero cuando se trata de predecir si un hecho social (aún del tipo más simple) va a ocurrir primero aquí o en otro lado, normalmente fracasa.
Si una teoría no es capaz también de predecir algo, entonces esto constituye de hecho una objeción importante contra esa teoría.
Parte del problema radica en que en muchos acontecimientos sociales que pueden ser observados concretamente, sólo en apariencia son concretos. Generalmente resulta insuficiente reducirlo en relación a unas pocas cuestiones, normalmente hay mucho de fondo; además de matices y pequeñas diferencias entre unos lugares y otros. Es posible, sin embargo, percibir los fenómenos concretos/individuales en un sentido fisionómico (característico) sino también que todas las explicaciones de dichos fenómenos llevan a considerar cosas como la estructura social.
La antigua pretensión sociológica de Compte no se dirige a producir una sociedad racional a partir de sus propias potencialidades y tendencias, sino a ejercer un control racional particular, desde arriba, sobre la sociedad.
Así concepto de racionalización ocupa el lugar de la racionalidad.
Se convierte de ese modo a la sociología en una instancia más de control. Se extiende más allá de mecanismo de producción, penetrando en la conviviencia de los seres humanos y, finalmente, en lo consciente e incosciente de los seres humanos.
Esta tecnocratización del ideal sociológico se da con mayor medida cuanto más cómoda se siente la sociología pura con una técnica. El propio concepto de técnica contiene el matiz de dominación de la naturaleza. Cuando se aplica un método de manera inmediata, irreflexiva a los seres humanos, se traslada igualmente el concepto de dominación de la naturaleza a los seres humanos.
En la actualidad esta dominación sólo se da en sectores particulares y no en la totalidad de la sociedad. Por ejemplo, en métodos para aumentar la productividad a partir de hallazgos sociológicos, creando unas condiciones psicológicas determinadas. Sin embargo, puede surgir la pretensión de extender el control científico de situaciones particulares como la anterior, a la totalidad de la sociedad.
Lo peculiar de la socilogía es que consiste básicamente en una autoreflexión, pues se analiza a la sociedad desde dentro de sí misma. Los métodos objetivantes [racionalizadores] de la sociedad se aplican a los procesos sociales, compuestos a su vez por personas. De aplicarse en la totalidad, sería ver a la sociedad como si fuera una expresión consciente propia. Sin embargo, dichos métodos racionalizadores debería tener como límite a los individuos vivientes.
En sociología no existe un método único. La antigua exigencia de que sólo lo semejante puede conocer a lo semejante, tiene cierta justificación. La tendencia de la sociología positivista es la separación entre el objeto de estudio y el método a emplear. Para Adorno, sin embargo, lo esencial es que no se puede establecer el método de modo absoluto frente al objeto, sino que el método en la sociología debe de estar en una relación viva con el objeto.
Antes de llevar a cabo cualquier investigación científica, es necesario reflexionar muy bien de qué modo es más razonable hacerlo, asumir una actitud crítica frente a los prodpios procedimientos, meditarlos y no simplemente lanzarse alocadamente a investigar.
Primero se deben precisar las metas del conocimiento y luego producir algo así como una racionalidad de medios y fines.
El problema fundamental que enfrenta la sociología es el de las perspectivas cuantitativa y cualitativa. El conocimiento cuantitativo es absolutamente confiable, ero ya para obtener las cifras cuantitativas relevantes, es necesario, en general, renunciar a la variedad de instrumentos de investigación que producirán perspectivas realmente fructíferas. A la inversa, si se confía solamente en métodos cualitativos puede, en determinadas ocasiones, surgir algo fecundo, pero uno se encuentra desarmado frente a la objeción de si todas las afirmaciones concretas y específicas se pueden generalizar o si se dan solamente en casos aislados.
Los sociólogos nunca se han puesto de acuerdo acerca del método. Esta divergencia, que es realmente carcaterística de la sociología, esconde problemas de contenido. La plausibilidad, así como el contenido de lo que uno conoce sociológicamente, hasta cierto punto, depende del método elegido. Mediados por los problemas de método, siempre aparecen los problemas de contenido.
Durkheim recalca lo incomprensible en la cosificación de las ideas y conceptos. Sostiene que la sociología encuentra su verdadero objeto allí donde termina la comprensibilidad. La autonomización institucional de los creado por el ser humano frente a los seres humanos, conforma una «segunda naturaleza» parte de la socialización.
Frente a esto Weber sostiene que estas relaciones solidifadas, autonomizadas y objetivadas frente al ser humano son también «relaciones entre seres humanos» y no «propiedades de cosas que nos salen al paso». Implícitamente lleva a cabo una reducción de las instituciones a lo humano, y lo hace mediante la exigencia de que todo lo social debe de poder comprenderse. Sujetos e instituciones que se relacionan entre sí tienen en común la racionalidad.
Ambas escuelas, la alemana y la francesa son igualmente positivistas, es decir, estan en contra de la especulación idealista y la concepción del objeto mismo «desde dentro». Adorno ve esta contraversia solucionada con la concepción dialéctica de la sociedad.
La tarea de una teoría dialéctica sería reunir esos dos momentos claramente conflictivos de la sociedad: por un lado, su incomprensibiolidad, su opacidad; y por otro, su carácter reducible a lo humano, y por tanto, comprensible.
reflexión personal: ¿No es el carácter distintivo de las instituciones que, a diferencia de los individuos, estas siguen unas costumbres y normas establecidas de arriba a abajo? Dichas directrices siguen razonamientos distintos a los que las personas que las ejecutan desde dentro tienen para sí.
Los seres humanos son portadores de ideas e ideologías. Estas ideologías que son inmediatas a las personas, no tienen su origen social entre estas personas y el consenso, sino que se les vienen dadas, ya sea por imposición de tradiciones o creadas por medio de la industria cultural, altamente concentrada y organizada. Las ideologías son en gran medida una función de los efectos que se ejercen sobre el individuo a través de productos intelectuales reales o aparentes.
Con esto quiere poner de manifiesto la importancia del análisis de textos para la sociología, o mejor dicho, productos intelectuales, como arte, música, cine, etc. Pero el hecho de que el lenguaje, como emdio de comunicación, en general es común a aquellos productos y a las personas a las cuales se dirigen, les da a los textos un cierto privilegio.
La cultura, a través de los productos intelectuales es de antemano de naturaleza ideológica. En el estudio ideológico surje lo llamado como «análisis de contenido». El método, esencialmente cuantitativo, consiste en reducir el texto analizando un cierto número de factores o motivos empleados con el objetivo de averiguar el peso relativo que posee cada uno de ellos, por ejemplo, para saber si se trata de propaganda.
En definitiva lo que Adorno quiere transmitir con estas críticas es que cada posición cuenta con parte de verdad. Dependerá del objeto a analizar que sea mejor abordarlo desde un método u otro. Es decir, que el método depende del contenido.
En definitiva, la sociología es el conjunto de reflexiones sobre aspectos sociales dentro de cualquier campo concreto; reflexiones que abarcan desde la simple constatación fisonómica de implicaciones sociales, hasta la construcción de teorías sobre la totalidad social.
La sociedad, el objeto primordial de estudio para la sociología, no es un objeto fijo. Es más, no es siquiera un objeto sino una categoría de mediación fundamentada en la relación de intercambio entre personas y su relación con instituciones en cierto modo autónomas.
La teoría crítica o dialéctica de la «escuela de frankfurt» prentende solventar las divergencias teóricas mediante la visibilización de las contradicciones y dificultades sociales.
El método a elegir en cualquier estudio sociológico debe ser determinado en función del objeto a analizar, pues no existe en sociología un método único o ideal.
Para Adorno la sociología debería ser un examen crítico de la sociedad, de lo esencial, de modo que se advierta la carencia de aquello que pretende ser, para detectar así las posibilidades de una transformación. De ahí que haga especial hincapié en la crítica del estudio de fenómenos sin una perspectiva histórica, que permita determinar lo que estos significaban en el pasado, los condicionantes que los han ido tranformando y su potencial evolución. Lo decisivo de la sociología es conocer las tendencias para entender hacia donde se dirige esa totalidad y deducir como se puede intervenir en ella.
La sociología no obedece a las leyes naturales del “siempre que - entonces” sino a la suya propia del tipo “luego de que esto ha ocurrido y la sociedad se ha desarrollado en esta dirección, entonces probablemente ocurra esto o aquello”.
La sociología es una suerte de autoreflexión, desde dentro,a veces con un foco particular, pero generalmente con intención de conocer la totalidad. Por eso la sociología convive estrechamente con la psicología, la economía, la política y la historia; las categorías sociológicas carecen de sentido sin referencia a las de las otras ciencias vecinas.