Introducción

¿Existen factores que permitan determinar la “salud” de una relación sentimental? Creo que sí, y me propongo en estas notas desgranar todo lo que s me ocurra sobre el asunto.

No me baso en evidencias, sino en mis propias creencias y para validar lo que aquí escriba no cabe otra más que llevar a cabo algún experimento empírico.

En mi experiencia existen dos cuestiones fundamentales que a corto y largo plazo son fuente de conflicto en una relación: 1) La realidad percibida por una persona es distinta de la realidad objetiva y probablemente también diferente a la que percibe la otra. 2) Nada es inmutable ni para siempre

Como consecuencia de lo anterior, si no existe un esfuerzo activo por conocer y entender a la otra persona, es muy posible que reflejemos en la relación, e incluso la pareja, nuestros propios deseos y miedos.

Es habitual, que inicialmente veamos en ella sólo lo mejor, obviando sus defectos que únicamente resultan aparentes pasada la fase inicial de enamoramiento. Esto puede generar conflictos si una vez aparentes estos defectos, pretendemos cambiar a la persona a nuestro gusto. Hay que ser conscientes de que la “realidad objetiva” en la práctica no existe, y así con humildad y empatía estar abiertos al cambio de postura o visión de las cosas.

Podemos también pensar que las expectativas que tiene la otra parte en la relación son las mismas, sería una grave error asumirlo, lo mejor es contrastarlo. Análogamente, es posible que pensemos que la otra persona es de una forma distinta a la que realmente puede ser. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que como seres vivientes, nunca somos la misma persona que el instante anterior. Nuestras experiencias y biología determina nuestra modo de ser y ver las cosas, lo que ayer era cierto hoy ya no tiene porqué serlo.

No digo que exista un “tipo de persona” ideal para otra, pero indudablemente, si su visión del mundo, sus intereses y valores son similares, o al menos no contradictorios, existe mayor probabilidad de éxito.

Por supuesto, lo que supone un “exíto” está sujeto a interpretación y sería conveniente sea definido previamente a través de una gestión eficaz de las expectativas personales.

En definitiva, creo que para evaluar la idoneidad de una relación o si esta es deseableantes de comenzarla es importante determinar:

Si lo anterior se evalúa con suficiente frecuencia y efectividad, se pueden observar las pequeñas discrepancias que con el tiempo pueden resultar ser grandes conflictos. Si se gestionan a tiempo pueden reforzar la relación o simplemente concluirla a tiempo, antes de que asienten sentimientos negativos o se compliquen las opciones de rehacer la vida simple y alegremente.

Propongo a continuación una serie de tests que se pueden desarrollar tantas veces se considere necesario y de manera distendida, a modo de juego, para evitar tensiones y reforzar el vínculo afectivo.

En general conviene comenzar por preguntas genéricas y posteriormente, entrar en detalle con preguntas más concretas. Una vez terminadas, volver a realizar las mismas preguntas genéricas, para comprobar si el proceso reflexivo que ha originado las preguntas modifica las respuestas genéricas iniciales.

Test de compatibilidad personal

Este test tiene un tripe objetivo. Por un lado, determinar si la otra persona es como creemos que es y, por el otro, si dicha realidad se ajusta a lo que consideramos que necesitamos. Po último, sirve también para determinar si el estado de satisfacción percibido encaja con lo que en principio debería de satisfacernos en base a lo creemos necesitar.

Campos relevantes en una relación:

Test de expectativas

El único objetivo de este test es confirmar que ambas personas buscan lo mismo de su relación. Puede servir para ponerse de acuerdo y establecer los límites de la misma.

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