Introducción

La biología tiene la capacidad de adaptarse a infinidad de situaciones. La evolución, se puede entender a dicha adaptación que transciende los límites temporales y biológicos de el ciclo de vida de un individuo y de su propio cuerpo. Habitualmente entiende la evolución como un proceso muy lento, que resulta aparente muchas generaciones después de que se den las condiciones que requieren la adaptación biológica de un grupo de especímenes cualquiera.

Una parte fundamental de la evolución es lo que se conoce como adaptaciones epigenéticas. Básicamente, esto consiste en que un especímen cualquiera, a lo largo de su ciclo de vida, puede variar la expresión de sus genes como respuesta a los factores externos, como las condiciones ambientales, estres, alimentación, actividad física, etc… Los cambiso de expresión, a su vez implican cambios es en modo de operar de nuestro cuerpo sin haber cambiado el código fundamental, es decir, el ADN. Que no se modifique el ADN no significa que estas adaptaciones no puedan ser transmitidas a las siguientes generaciones, quizás los cambios epigenéticos, sean un primer paso en la evolución del ADN.

La selección natural ha sido hasta hace no demasiado uno de los principales impulsores evolutivos. Aquellos especímenes con una serie de diferencias genéticas que le aportaran ventaja para la supervivencia, y en última instancia, repdroductiva, tendrían en consecuencia mayores probabilidades de extender su legado. A más descendencia con mayor capacidad reproductiva, mayor será la acumulación de individuos que comparten características genéticas, hasta eventualmente convertirse en la norma, en vez de la excepción como habría sido inicialmente.

Pasado reciente

Tras millones de años de evolución y de manera paralela, el Homo Sapiens Sapiens ha ido modificando su entorno a medida adquiría capacidad para lograrlo. Poco a poco lo ha ido moldeando a sus necesidades, haciendo la supervivencia menos difícil. Dichos cambios medioambientales artificiales, a su vez han supuesto adaptaciones genéticas.

Los hábitos alimentarios son resultado por un lado de lo que disponía las características propias de diferentes regiones del planeta y por otro de diferencias culturales. Es un buen ejemplo la diferencia de alimentación que se dio hace algo menos de 15.000 años o unas 750 generaciones (asumiendo 20 años como tal) y su efecto en nuestra genética. Hoy en día las poblaciones asiáticas en su mayoría no toleran el trigo con la misma facilidad de lo hacemos los occidentales, simplemente porque su alimentación pasada la revolución agraria se basaba en el arroz en vez de este cereal, que es más propio de las regiones occidentales de asia y europa.

Del mismo modo, otros cambios culturales y avances tecnológicos han supuesto y siguen requiriendo adaptaciones biológicas más o menos rápidas. Es decir, hemos y estamos inmersos en un proceso continuo de adaptación forzada por factores propios de nuestra civilización. A este proceso podemos llamarlo, para diferenciarlo de la selección natural ocurrida hasta ahora, y aún a riesgo de llevar a confusión, “Selección Artificial”. Quiero matizar dos cosas. Primero, que aunque se le llame “artificial” sigue siendo un proceso natural porque no requiere de intervención externa ni manipulación intencionada del ADN por nuestra parte. En segundo lugar, que en realidad no es una “selección” propiamente dicha porque ya no depende tanto de la capacidad de multiplicación de unos individuos con respecto a otros, y mucho menos de su supervivencia, pues ya tendemos a tener el mismo número de descendencia y sobrevivimos casi todas las enfermedades y accidentes.

El caso de la población afroamericana, heredera del tráfico de esclavos por las potencias europeas, es quizás el ejemplo más evidente y moderno de dicha “Selección Artificial”. Evidentemente, fue un proceso no premeditado y fortuito. Independientemente de la intencionalidad evolutiva, lo cierto es que los esclavistas seleccionaban los individuos del África subsahariana con unas características determinadas para las tareas que se les obligaría realizar en las colinias de americanas. En todo caso, debían ser suficientemente fuertes y sanos para sobrevivir la larga y en pésimas condiciones. Posteriormente, los esclavos tendrían que ser sobrevivir a una vida dura, repleta de maltratos, trabajo exhaustivo, malnutrición, enfermedades, etc… Como resultado, los Afroamericanos en poco se parecen a sus parientes que nunca abandonaron el continente.

Nota: No he repasado ni recopilado la evidencia científica para emitir estas afirmaciones, simplemente me apoyo en lo que recuerdo haber leído en el pasado. Queda pendiente por tanto hacer una revisión bibliográfica suficientemente exhaustiva como para soportarlas sin género de duda y a ser posible detallar más dichas diferencias poblacionales.

Actualidad

Habrá quien piense que en la actualidad el ser humano ya no evoluciona, porque ya no existe la selección natural al ahora ser capaces con la madicina moderna mitigar la mayoría de riesgos potencialmente mortales de la vida misma. Se basan en la idea de que prácticamente cualquier individuo es capaz de reproducirse con éxito, independientemente de sus cualidades, y que su progenie sobrevivirá hasta el punto de también poder reproducirse.

Desde este punto de vista, como decía antes ya no existe una selección, entre las personas mas afortunadas de haber nacido en países desarrollados. Pero esto no significa que no se sigan dando cambios epigenéticos, mas o menos comunes entre toda la población o grupos muy numerosos, que den eventualmente a cambios definitivos marcados en nuestro ADN. Recientemente, desde la revolución de la agricultura hace entre 15.000 y 10.000 han venido sucediendo cambios muy notorios que se han podido corroborar con restos funerarios. Algunos de estos cambios se han acelerado en periodos de tiempo mucho mas cortos, en concreto desde la revolución industrial. Me refiero a los cambios morfológicos que ha sufrido la estructura ósea de nuestro cráneo. Parece ser que debido a los alimentos cada vez más procesados, comemos cosas mas blandas, y en consecuencia masticamos menos. Esto ha supuesto que en pocas generaciones se haya comprobado una modificación especialmente visible en la mandívula, paladar y vías respiratorias. Por morder menos, se nos han estrechado las caras, reduciendose el espacio disponible para las vías aéreas y en consecuencia dificultándonos la respiración. Que ahora respiremos peor que antes, seguramente tenga implicaciones quizás aún por descubrir.

Si cambios aparentemente irrelevantes, como un cambio en la dieta, o mejor dicho, en la consistencia de los alimentos puede tener consecuencias directas en funciones fisiológicas a priori no relacionadas, imaginemos lo que pueden suponer otros cambios mucho más profundos.

Hoy en día el modo de organización mayoritario ya no son las tribus, sino que las grandes ciudades y poblaciones son la tendencia que, probablemente, establecerá la norma en pocas generaciones. Además también hemos modificado nuestra cultura familiar y hábitos reproductivos, y en las sociedades más avanzadas, así como las que están aun en desarrollo, la tendencia es que cada pareja tengo menos hijos y a mayor edad. El mundo ahora está más interconectado que nunca y aunque las comunidades se siguen manteniendo relativamente homogéneas, probablemente existan muchas más mezclas interaciales también. La sanidad y acceso a alimentos nutritivos han incrementado nuestra esperanza de vida, nos hace más resilientes a enfermedades previamente fatales y nos enfrentamos a nuevas enfermedades que por las razones que sea, antes no se daban tán habitualmente. El éxito y el atractivo para encontrar pareja ya no son los mismos, probablemente las características que ahora nos hacen parecer más deseables a una potencial pareja reproductiva hayan cambiado. Incluso la manera en la que nos ganamos el pan de cada día, difieren enormemente de los trabajos que debíamos realizar en un pasado muy reciente. Todos tenemos acceso a la educación y a una estimulación mas temprana y prolongada de nuestras capacidades cognitivas. Hasta hemos introducido nuevos métodos de aprendizaje, nuevos juegos y expandido las limitaciones físicas a través de las tecnologías de la información. Nuestros hábitos diarios de higiene también han cambiado, hemos desarrollado los antibióticos, los hábitats en los que nos encontramos habitualmente son generalmente urbanos. Todo lo anterior, son unos pocos ejemplos de la variedad de factores que hacen que no sólo nuestro ADN, sino el de las poblaciones de bacterias (cuyas células, dentro de nuestro organismo, superan en varios órdenes de magnitud las nuestras) se vean modificados.

Futuro próximo

Por todo lo anterior, me resulta complicado aceptar la premisa de que la raza humana ya no evoluciona. Igualmente me parece increíblemente complicado creer que podamos preveer el resultado de nuestra evolución, aunque quizás si podamos intuir posibles direcciones. Existe además una dualidad que complica mucho las previsiones. Creo que estamos en un momento de máxima homogeneidad social y cultural, pero también de variedad de elecciones que pueden hacer que tengamos estilos de vida muy distintos unos de otros. Quizás también nos encontremos en un periodo de máxima desigualdad económica y capacidad de acceso a los avances modernos. Estamos, en mi opinion, en una fase de “batiburrillo mezclado” o “puré con tropezones”, de hetereogeneidad y homogeneidad simultáneas.

En un futuro cercano, se prevé que existan tratamientos que además de prolongar nuestra esperanza de vida, también mejore la calidad de vida en la vejez, que la bioingeniería, incluyendo las técnicas de modificación genética como CRISPR, y la nanotecnología se desarrollen hasta ser la norma. Lo mismo ocurre con el empleo de prótesis y otros elementos artificiales con capacidad de conectividad que sirva, no solo para paliar enfermedades o minusvalías, sino para ampliar nuestras capacidades innatas. Probablemente, estas técnicas estén inicialmente disponibles para los más ricos y posteriormente vayan abaratándose hasta ser accesibles a la mayoría.

¿Que implicaciones tendrán en nuestra evolución? Es una cuestión compleja, y dudo que entre los expertos exista una opinión establecida basada en evidencias. Las técnicas de edición genética tienen el riesgo de realizar cambios indeseados fuera de objetivo conocido por “mosaicismo”, porque aún no están suficientemente refinadas, en cuyo caso estos errores podrían transmitirse a sus descendientes y porque se desconoce con suficiente profundidad las implicaciones de los cambios intencionados, mucho menos aún los no intencionados. Esta es la razón por la que los comités de ética y los reguladores aún no permiten su uso, y por la que el médico chino He Jiankui fue condenado, tras el nacimiento de dos gemelas con ADN editado genéticamente, cuando se encontraban en nfase embrionaria, para ser resistentes al VIH.

Futuro lejano

Existe otra tendencia, la que avanzaba la ciencia ficción en los años 60 y 70, y que durante el siglo XXI es muy posible que se convierta en realidad. Me refiero a la colonización terrícola de otros planetas y lunas del sistema solar.

En la actualidad se ha reavivado la carrera espacial que iniciaron los EE.UU. y la URSS durante la guerra fría. Ahora hay muchos más participantes, se han incorporado no sólo nuevas potencias nacionales como China, sino que también y de manera muy relevante participan las empresas privadas, además de consorcios o agencias espaciales multinacionales. Esto además ha resultado en innovaciones tecnológicas que las han abaratado y hechas más accesibles. En definitiva, la carrera espacial se ha “democratizado” o mejor dicho, popularizado, acelerando las innovaciones y desarrollos haciendo factible dicha colonización.

Concretamente la NASA y SPACEX ya han establecido objetivos relacionados para la próxima década, y preven que para que la presencia humana pueda ser permanente será necesaria una adaptación genética previa. Es muy probable que me equivoque, no soy ning ún experto en el asunto, pero de llevarse a cabo estas adaptaciones ad-hoc para la supervivencia humana fuera del planeta tierra, lo veo como una posibilidad a largo plazo.

Conclusiones

Creo que hacer un ejercicio de imaginación para visualizar hipotéticos futuros en la raza humana, basados en suposiciones informadas, pueda ser de vital importancia si queremos evitar sufrir las consecuencias de una involución en la especie. Tan peligroso puede ser la inacción y dejar que la especie se adapte naturalmente a los cambios que introducimos, como llevar a cabo una intervención directa por nuestra parte. Ambos casos, pueden tener como resultado consecuencias inesperadas que pongan en riesgo nuestra supervivencia del legado del Homo Sapiens Sapiens.

Creo que ya es hora de que seamos conscientes de que todo lo que hacemos, pensamos e incluso sentimos, tiene potencialmente la capacidad de iniciar cambios epigenéticos individuales que de ser comunes y estables en el tiempo acaben suponiendo un paso evolutivo más en nuestra especie hacia la siguiente.

Es una decisión muy importante como especie, si preferimos estar en manos del libre albedrío, de la manipulación por parte de unos pocos o si aceptamos la evolución como otra cestión de tantas, en las que debemos ponernos de acuerdo y actuar en consecuencia.

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