Hay quien se pregunta si el capitalismo, y el consumismo que este promueve son malos. Es una cuestión compleja y sea cual sea la respuesta, lo cierto esque yo le veo grandes defectos. No obstante, estos defectos creo que vienen heredados de la imperfección humana, de nuestra biología y psicología y, por tanto, creo que pueden ser subsanados con los incentivos correctos. Creo que ningún sistema político, social o económico se libraría de grandes defectos, la clave son los incentivos.
En cuanto al impacto ambiental del sistema económico actual y el consumismo, de nuevo, creo que se pueden mitigar. En mi opinión, uno de los principales problemas es que, en nuestras mentes, no existe una relación directa entre nuestras acciones y las consecuencias indeseables que suponen. Esto mismo se puede trasladar a cualquier consecuencia relacionada con nuestro comportamiento.
La Educación, creo es básica en nuestra sociedad, por varias razones de mucho peso. Quizás la más importante, es que una buena educación nos brinda la posibilidad de mejorar nuestro manera de pensar. Esta, no sólo se trata de acumular conocimiento, sino más bien de aportarnos las herramientas necesarias para que lo podamos seguir acumulando una vez pasada nuestra etapa de estudiantes. Es decir, una buena educación nos brinda la posibilidad de ser más conscientes, respetuosos y responsables porque nos enseña a observar el mundo que nos rodea y a reflexionar sobre ello.
En nuestro sistema educativo actual (al emnos el que yo he conocido), aunque pueda estar basado en la evidencia, es en realidad una transferencia dogmática del “conocimiento”. Esto es así porque en muchas ocasiones los propios docentes, desconocen los hechos y se basan en retransmitir lo mayoritariamemte aceptado en los circulos docentes o científicos, o simplemente no cuentan con las habilidades y capacidad suficiente (o incluso la motivación necesaria) para provocar y estimular a sus estudiantes. Aunque sea cierto lo que se transmite, dado que no se fomenta el pensamiento crítico, la curiosidad, la autocrítica ni la reflexión profunda, se está perdiendo la oportunidad de formar futuros ciudadanos conscientes.
Digo esto porque, por un lado, se acostumbra al alumnado a aceptar las enseñananzas sin que sea necesario aportar evidencias claras, sin ponerlo en duda, sin esperar que el alumno obtenga sus propias conclusiones. Por el otro, se corre el riesgo de que lo que se transmita no sea exacto o, aun siendolo, carezca de contexto suficiente para permitir su asociación con otras áreas de conocimiento.
Volviendo al caso concreto del impacto ambiantal de nuestras decisiones y acciones, creo que la transparencia y accesibilidad de información científica es tan relevante para la propia calidad de la educación, un pilar básico para el progreso de nuestras sociedades y civilización.
Resulta llamativo como toda la ciudadanía es conciente del impacto global que tienen nuestras actividades en la reducción de habitats naturales o el cambio climático. Y sin embargo desconocemos absolutamente el impacto concreto de cada uno de nosotros, y mucho menos de cada una de nuestras acciones o decisiones.
La evidencia científica ha de convertirse en información util y accesible por la población general. De ese modo esta pueda emplearse para crear conocimiento capaz de adaptar nuestro comportamiento.
La comunidad científica transmite muy bien el conocimiento entre sus miembros, mientras que su divulgación a sectores sociales ajenos no es tan efectiva. Ser capaces de transmitir, no la información sino su traducción mas práctica a nivel general y sus implicaciones sociales, es una tarea adicional a la propia de recabar nueva evidencia. Dicha tareas es complicada y requiere recursos específicos, probablemente costosos.
Para ello se nececita tambien de agentes que sirvan de nexo entre la comunidad científica y resto de sectores sociales. Organizaciones no gubernamentales y gobiernos han de esforzarse en elaborar conjuntamente con las científicas, informes y guías claras y sencillas, a la vez que veraces. El objetivo es la de fomentar la adopción de las nuevas evidencias en la cultura popular, y en última instancia en las esferas políticas, para optimizar el progreso social a partir del conocimiento científico.
Me pregunto como cambiaría nuestro modo de vida, si por ejemplo, tuvieramos acceso directo a información sobre la cantidad de CO2eq que supone cada una de nuestras acciones diarias, un contador total diario, mensual o anual de las mismas y una comparativa con respecto al resto de la ciudadanía u objetivos comunitarios.
Apuesto que si dicha información existiera, fuera tan fácil de usar que la que nos aportan las aplicaciones móviles y además se pudiera gamificar todo en plataformas online nuestro comportamiento, economía y políticas públicas se modificarían rápidamente.
Ojalá en un futuro próximo la métrica del CO2eq nos invada y se muestre en todos lados, en las etiquetas de los productos, en los recibos de las tiendas, en las facturas de servicios y sonretodo, en el discurso científico, tecnico, económico,.social y político.