A finales de los años 80, cuando apenas tenía entre 5 y 8 años, me regalaron un libro educativo sobre reciclaje y medio ambiente. A tan tierna edad este libro tuvo un gran impacto en mi modo de ver y sentir las cosas relacionadas con la naturaleza y nuestro impacto sobre ella. Aún hoy, con casi 40 años, recuerdo con asombrosa nitidez algunos de los consejos que el libro divulgaba; probablemente el que mejor cristalizó en mi mente fue la imagen de tortugas y aves sufriendo a causa de las anillas de plástico de las latas que comprimían su cuello. Desde entonces, antes de tirarlas a la basura siempre las corto (junto con las mallas de frutas).
Por aquel entonces ya se hablaba del cambio climático, sobre todo en los foros científicos y políticos. Mi libro infantil, sin embargo, al menos que yo recuerde, no hablaba de ello, se centraba en prácticas rutinarias que todos podríamos llevar a cabo para reducir nuestro impacto medioambiental reduciendo el consumo de agua, energía y plásticos. Aunque había sido tempranamente sensibilizado, dada mi juventud, ni mi atención ni mi exposición a los medios de la época me permiten hacer una valoración informada sobre cuál era la opinión pública sobre estos asuntos, en especial el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, que nuestro estilo de vida estaba causando. No obstante, mi percepción es que a pesar de las innumerables alertas por parte de los científicos, la atención pública a este asunto, al menos en España ha sido tradicionalmente despreciable.
En mi círculo familiar, ha resultado ser una lucha continua, y sin demasiado éxito, para que mi padres también reciclen. Siempre recurren a la misma respuesta, “aquí toda la basura, aunque la separes, va a parar al mismo lugar”. Ni siquiera el ahorro energético, con su beneficio evidente en la factura de la luz, se ha tenido en cuenta. Al menos en el ámbito educativo, en el colegio de primaria, si recibíamos consejos al respecto. A través de distintos talleres, visitas y visionado de documentales de la BBC lograron impartirnos valores para reducir la contaminación a partir del consumo responsable de agua, que es escasa, de energía eléctrica y el reciclado. Es cierto que existían lagunas que se podría haber hecho hincapié en otras cuestiones igualmente importantes, pero incluso hoy día, teniendo en cuenta la época, creo que hicieron un buen trabajo. En la época de adolescente, al salir de la burbuja que suponía mi colegio privado-concertado, comprobé tristemente que estos valores que había recibido, no sólo no eran compartidos en la práctica en mi propia casa, sino que tampoco lo era por mis compañeros de instituto ni lo que veía del resto de la sociedad en general. En parte por esta razón, la ecología siempre ha sido una fuente de frustración para mí.
Ya en la universidad, al carecer de una vocación clara y habiendo terminado una carrera que no me gustaba, decidí estudiar Ingeniería Eléctrica con la esperanza de que quizás podría dirigir mi vida profesional al desarrollo de las Energías Renovables. Dos proyectos finales de carrera después (relacionados con la energía solar, el viento y la desalación) y 12 años de actividad profesional sin haber logrado aquel objetivo me encuentro nuevamente frustrado. No porque haya redirigido, satisfactoria y felizmente, mi carrera profesional hacia otro ámbito sino por la evidencia de la inacción humana hacia un futuro sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Lo cierto, es que me encuentro más frustrado que nuca al descubrir la manipulación, nada sutil, a la que todos estamos expuestos diariamente.
Este artículo pretende exponer y describir algunas de estas prácticas inmorales. Espero, en la medida de lo posible, hacer más visible este problema con el fin de sensibilizar a quien lo lea para que tome acción en el asunto. Todo el impacto que pueda tener una persona siempre será incomparable con lo que puedan hacer diez. Por eso, trato en influir en los demás para que cambien sus hábitos y estilos de vida; y para que, a su vez, tengan argumentos suficientes con los que influir a otros. El cambio no es cuestión de grandes gestas, sino de pequeños cambios en mucha gente. Nosotros tenemos el poder de cambiar las cosas y, por eso, es nuestra responsabilidad hacerlo.
No me voy a detener en demostrar la existencia del cambio climático. En este artículo se presupone que esto es un hecho aceptado por el lector. Quizás en el futuro decida elaborar otro artículo que lo argumente. Tampoco me centraré demasiado en las estratagemas que las distintas industrias emplean para lograr sus fines y ocultar la realidad a la opinión pública. El objetivo principal es clarificar cuales son las causas principales que están causando el cambio climático, la degradación del medio ambiente y la pérdida de biodiversidad, de modo que el lector pueda tomar decisiones prácticas que maximicen el impacto mitigador en su “lucha personal”.
¿Cual es el problema global principal? Seguramente hoy en día, prácticamente ya terminando el primer cuarto del siglo XXI, la gran mayoría de personas responderían que se trata del Cambio Climático.
Ha costado literalmente décadas, unos 40 años, en lograr este hito. Ya desde los años 80 existían artículos científicos sobre su existencia y su causa antropogénica. También existía literatura sobre sus probables consecuencias, principalmente la degradación de los hábitats naturales y las posteriores extinciones. Rápidamente se puso el foco en la emisión de los llamados “Gases de Efecto Invernadero” (GEI) como causa principal, en particular las relacionadas con combustibles derivados del petróleo.
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Desde el descubrimiento, como es natural y deseable, existieron escépticos y un debate científico que pronto se amplió al ámbito público. Estos debates, nunca fueron de la mano. No puede ser de otra forma, el conocimiento y capacidad de mantenerse actualizados no es comparable entre los expertos científicos y el resto de ciudadanos. Mientras el foro científico confirmaba cada vez más dicho descubrimiento con nuevas evidencias, el público se llenaba de contradicciones y dudas. Estas dudas y contradicciones iniciales, especialmente sobre las consecuencias climáticas, fueron explotadas por ciertos grupos con poder que aprovecharon la oportunidad de generar confusión asegurando temporalmente la inacción y el status-quo. La ignorancia y manipulación han logrado que 40 años después aún existan escépticos. Ahora los llamamos “negacionistas” porque ya la opinión pública mayoritaria acepta la evidencia científica aceptada previamente con mucha antelación.
Llegados a este punto queda aún por llegar a un consenso sobre las causas principales del cambio climático. Y ojo, con esto me refiero a que el político y ciudadano medio acepten, nuevamente, lo que ya es una evidencia generalmente reconocida entre los expertos y científicos. La desinformación sobre este asunto, en el ámbito pupular, ha logrado que, en cierto modo, aunque ya no seamos “negacionistas” sobre el hecho, lo seguimos siendo sobre sus causas.
Sabemos que la acumulación de GEI en la atmósfera es el proceso que da origen como efecto al cambio climático. Que como consecuencia a dicha acumulación y aumento de concentración de gases, incrementa la capacidad atmosférica para absorber y retener energía en forma de calor. Pero, si preguntásemos más concretamente sobre las actividades humanas que dan lugar al calentamiento global, ¿Que respuesta obtendríamos?. Aquí ya seguramente dejemos de obtener respuestas tan homogéneas y contundentes. Probablemente las respuestas más comunes serían:
Aparentemente estas respuestas son correctas, todas contribuyen, pero en realidad, ninguna es la causa principal. Nos jactamos de saber que el cambio climático existe, somos capaces de parodiar o ver como sujetos extraños a aquellos que niegan el cambio climático y, sin embargo, no conocemos las causas. La Ignorancia es muy atrevida y como siempre es la gran barrera con la que nos encontramos como sociedad para avanzar. ¿Si no conocemos las causas principales, como vamos a ser capaces de tomar medidas para solucionar el problema de raíz?.
¿Acaso trataríamos de reflotar un barco que se hunde por una brecha en el casco cerrando los grifos?. Evidentemente lo que haríamos sería cerrar la brecha del casco y achicar agua, mientras nos ponemos los chalecos salvavidas y nos preparamos por si naufragamos. El equivalente a esta analogía en nuestro caso sería reducir drásticamente la emisión de gases y, en la medida de lo posible, extraer los gases que ya se encuentran en la atmósfera. Al mismo tiempo, nos prepararíamos para soportar las consecuencias a estas alturas inevitables (fenómenos atmosféricos extremos, enfermedades, sequías, aumento del nivel del mar, inseguridad alimentaria, etc…).
Dicho esto, si lo que queremos es mitigar el cambio climático de manera eficaz y además maximizar nuestra eficiencia para minimizar en lo posible sus consecuencias, tendremos que actuar con especial contundencia en las causas principales de emisión de gases. La causa principal es la cría de ganado, seguida de la quema de combustibles fósiles (no sólo derivados del petróleo).
Por supuesto, existen otras actividades humanas que no emiten gases y también tienen impacto en el clima, las veremos más adelante. A continuación detallo las actividades antropogénicas con mayor impacto debido a emisión de gases:
Quemar combustibles fósiles. Los gases liberados con mayor impacto son dióxido de carbono (CO~2~^=^), el óxido nitroso (N~2~^=^O). Ej: principalmente carbón y derivados del petróleo (para producir energía eléctrica y transporte principalmente).
Criar ganado. El gas liberado con mayor impacto es el metano (CH4) que se libera en forma de flatulencias.
Liberación de gases industriales refrigerantes o aislantes eléctricos entre otros. Los gases principales son los fluorados (HFC, PFC, SF6).
Nota: Con respecto al CO2 el CH4 tiene un potencial de efecto invernadero xx veces superior. El NOx por su parte Y veces y el SF6 Z veces. Por eso, no solo es importante los niveles de emisiones totales (las del CO2 es muy superior al resto) sino su capacidad para retener calor. Aunque el CH4, NOX, SF6, etc… se emitan en menores cantidades su potencial es tan alto que su impacto es comparable.
Reducción de masa vegetal que absorbe los gases emitidos. La deforestación terrestre y marina se dan principalmente por la reducción de suelo disponible para la vegetación salvaje, principalmente por:
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Existen además mecanismos naturales que a medida aumentan las temperaturas y se dan otras condiciones como resultado del cambio climático, actúan a modo de ciclo vicioso, es decir, retroalimentan al calentamiento consiguiendo que las consecuencias del aumento de temperaturas sean mayores que las que se darían con el simple incremento en la concentración de GEI a causa de la actividad humana. Estos se resumen en:
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Hay que remarcar que existen otros problemas muy importantes, que ponen en riesgo nuestra supervivencia como especie, y que aunque la mayoría se ven agravados por el cambio climático, este no es su causa principal. Entre otros:
El hecho de que se hayan necesitado tantas décadas para que se logre un consenso político que permita poner en marcha las medidas necesarias para poner solución al problema, ha puesto en evidencia algunas puntos débiles de nuestra sociedad actual. De nuevo, resulta deseable ser conscientes de dichas debilidades para trabajar en ellas y continuar con la construcción social que asegure un futuro prometedor para la historia de la humanidad.
En mi opinión nuestras flaquezas, que nos han dificultado en demasía llegar al consenso, al menos son las siguientes:
El método científico normalmente requiere de años, si no décadas, en producir suficiente evidencia científica, por medio de experimentos y estudios, para que la comunidad científica pueda corroborar o rechazar cualquier teoría elaborada previamente. Es innegable, además, que la biosfera es un sistema complejísimo con infinidad de parámetros y variables a tener en cuenta que complican la labor de las personas involucradas en su estudio. Han hecho falta grandes esfuerzos científicos y avances tecnológicos para lograr modelar el clima, sus mecanismos y nuestra capacidad para desequilibrarlo.
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Precisamente, además de demostrar que existe una tendencia acelerada de calentamiento global, obtener el conocimiento suficiente para determinar con cierta fiabilidad las probables consecuencias de dicha tendencia es, en sí mismo, otro problema que requiere su propio proceso.
No obstante, en mi opinión, la velocidad de los descubrimientos y el tiempo requerido por el método científico por si mismos no explican como hemos tardado tanto en comenzar a tomar medidas para atajar un problema que puede poner en riesgo nuestra supervivencia como especie. Me inclino a pensar que han existido, como se puede deducir de las debilidades que he enumerado previamente, una serie de factores decisivos que han retrasado nuestra respuesta y, por tanto, puesto en peligro nuestro futuro.
Desde los años 80 y 90 del siglo pasado las industrias más claramente vinculados con la emisión de GEI fueron señalados como responsables del cambio climático. Los sectores industriales de extracción y refinamiento de petróleo, generación eléctrica y el transporte, directamente relacionados con la quema de combustibles fósiles eran los casos más evidentes.
Desde la primera revolución industrial, en torno a 1760, nuestra sociedad ha dependido directamente de uso de combustibles fósiles como fuente primordial de energía. Nuestras economías y estilo de vida, aún a día de hoy continúan dependiendo de dichos combustibles. Quizás la única diferencia radica en que hemos sustituido, casi en su totalidad, nuestra dependencia del carbón por la del petróleo y sus derivados. Se trata por tanto de un mercado muy inelástico, independientemente del precio del combustible nuestra demanda se mantiene. Esta situación ha propiciado la formación de las empresas y conglomerados tradicionalmente más poderosos del planeta. En muchos casos su capacidad económica es comparable al de algunos estados occidentales desarrollados de tamaño medio.
mostrar cifras
En torno a 1990, cuando ya resultaba evidente para algunos científicos, expertos y divulgadores que había dado comienzo una nueva tendencia en el clima mundial originada por la actividad humana, la opinión pública empezó a hacerse eco de estos descubrimientos. Ya para entonces las proyecciones no eran nada alentadoras y surgieron voces alarmistas sobre nuestro futuro incierto.
ejemplos
Pronto los sectores más señalados como causantes fueron capaces de identificar el riesgo que suponía un cambio radical de modelo energético. Comenzaron a promover estudios científicos que ellos mismos financiarían de las voces científicas más discordantes con la teoría del calentamiento global. Profesionales cuya calidad científica y ética han sido posteriormente puestas en duda, resultaron beneficiados de este patrocinio interesado. Aunque eran pocas las voces discordantes, como disfrutaban de una capacidad económica desproporcionada fueron capaces de estar presentes en muchos foros y eventos. Producir estudios científicos que refutaban la teoría predominante, sin declarar conflicto de intereses en muchos casos y en otros directamente manipulando los datos para llegar al resultado deseado. Como resultado, las empresas industriales lograron generar mucho ruido capaz de confundir al común de los ciudadanos y políticos.
ejemplos
Algunos autores han señalado además, que la práctica periodística de conceder mismo tiempo y relevancia a las partes contrapuestas ayudó a generar la idea de que ambas posturas eran igualmente legítimas cuando, en realidad, no lo eran. Los medios de comunicación, conocidos como el quinto poder, en muchos casos se benefician de la controversia para hacer más interesante un asunto y, por tanto, la fomentan. Además los propios periodistas suelen trabajar con agendas muy estrechas y plazos reducidos para producir gran cantidad de material diverso. Muchos no cuentan con conocimientos ni formación suficiente para ser capaces de filtrar, moderar o simplemente corroborar adecuadamente la información que reciben y la acaban retransmitiendo irresponsablemente.
referencias
Por otro lado, el propio sistema económico, pasado y actual, permite que el precio de los productos sea artificialmente bajo, facilitando su consumo y desincentivando la búsqueda de mejores alternativas.
Con esto quiero decir, que dichos precios no reflejan fielmente los costes del producto. Únicamente reflejan los costes directos de producción, almacenamiento, distribución, marketing, recursos humanos y equipamiento. Dicho de otro modo, reflejan únicamente el coste empresarial, no se tienen en cuenta otros costes “diferidos”. En la actualidad, además de los costes empresariales y el margen de beneficio que aplica cada empresa involucrada en la cadena desde la producción hasta el consumidor final, los precios sólo se ven incrementados por los impuestos nacionales. Dichos impuestos responden generalmente a la necesidad recaudatoria de los estados para poder financiar sus servicios. Tampoco reflejan la realidad de estos costes adicionales a los que hacía referencia.
Los costes “diferidos” a los que me refiero son los que no resultan evidentes durante todo el proceso, sino que comienzan a ser visibles un tiempo después de su consumo. Antes de describir los propios de este asunto, pongamos un ejemplo que ayude a la ilustración de esta idea.
Si compramos un vehículo que nos ha costado 10.000€ en el concesionario tenemos que ser conscientes que hay otros costes futuros a los que tendremos que hacer frente como resultado de la compra y uso del vehículo, es decir, el seguro obligatorio, los impuestos de circulación anuales, revisiones periódicas y mantenimiento, reparación de averías y el consumo de combustible. Dicho de otro modo, tenemos que tener en cuenta el coste de todo el ciclo de vida del vehículo.
Este ejemplo ilustra bien la existencia de costes adicionales que no necesariamente son tan evidentes inicialmente para el consumidor. Aún así tampoco consigue mostrar algunos de los costes a los que me estoy refiriendo. El consumo de tabaco lo ilustra mejor. Supongamos que somos fumadores y consumimos una cajetilla diaria. El coste de la cajetilla es de 1€, por lo que cada año nos gastamos 365€. Durante 20 años nos habríamos gastado 7300€. Este sería el precio directo que el consumidor tendría que asumir. Pero a priori le resulta imposible estimar los costes que tendrá que asumir derivados de los problemas de salud que le puedan ocasionar los cigarrillos como: posibles tratamientos por desarrollar cáncer, necesidad de uso de botellas de oxígeno por padecer EPOC, pérdida de calidad de vida o directamente morir prematuramente.
Análogamente, la emisión de GEI en general, y por la quema de combustibles fósiles en particular, suponen costes a futuro para toda la humanidad, independientemente de quien sea el emisor y donde se encuentre. Algunos de estos costes, sin pretender ser exhaustivo, pueden ser:
poner cifras estimadas
Si se tuvieran en cuenta todos estos costes estimados en los productos que colaboran en el aumento de concentración de GEI, resultaría evidente que su consumo es insostenible y sus costes materialmente inasequible para la humanidad en general. Su uso se desaconsejaría, desincentivaría o incluso prohibiría por el bien común. Esto, dicho de otro modo, pone en evidencia la reducida capacidad de nuestra sociedad para evaluar correctamente riesgos a largo plazo.
Existen por supuesto muchas otras industrias que intervienen en el cambio climático, incluso de manera mayoritaria, y que la sociedad, en su mayoría, aún no ha sido capaz de descubrir. Como decía al comienzo del artículo, dichas causas están identificadas, pero esta información no llega en los términos adecuados a la población general. Ya hemos descrito algunos de los mecanismos por los que esto pasa, la manipulación y desinformación intencionada no solo ha ocurrido en el sector energético y del petróleo. Ocurrió en el sector del tabaco, ocultando sus efectos en la salud y continúa ocurriendo en el sector agrario.
Tras haber malgastado un tiempo valioso, por fin parece que la humanidad reconoce la existencia del problema y la necesidad de actuar urgente y contundentemente. Tras el protocolo de Kioto de 1997, con el reconocimiento de la responsabilidad de los países desarrollados (37 países y la Unión Europea) por los niveles de emisión de GEI del momento y su mayor capacidad de actuación, parecía que por fin la humanidad, a través de las Naciones Unidas (UN), comenzarían a poner en marcha mecanismos eficaces en la lucha contra el cambio climático. Fue sin duda un hito histórico que logró dar mayor visibilidad al problema, sus causas y soluciones, vinculaba a los estados a tomar medidas y por ello establecía grandes expectativas de cambio.
Lamentablemente, el protocolo no entraría en vigor hasta 2005, y aunque pocos años después ya se habría ratificado por más de 180 estados, sus objetivos (alcanzar en 2010 una reducción de emisión de GEI de al menos un 5% con respecto a 1990) se retrasaron a 2020. No cabe duda que el protocolo ha sido la base con la que los países han comenzado a desarrollar sus normativas nacionales y la estructura de los acuerdos internacionales posteriores.
que causas se identificaban en el protocolo de kioto y posteriores?Se ha logrado reducir los niveles? que medidas se han tomado?que eventos han dificultado el proceso? que se ha hecho mal?
La sensibilidad ecológica de algunas naciones europeas han conseguido posicionar a la unión como la líder en promoción de un desarrollo económico sostenible, promoviendo la agricultura ecológica y la penetración de energías renovables en el mercado eléctrico interno. De hecho, pocos son los países que han logrado cumplir los objetivos marcados por el Protocolo de Kioto y los que lo han hecho, salvo algunas excepciones, han sido en su mayoría países europeos. En concreto lo han logrado los mas avanzados, es decir, los nórdicos, Alemania, Holanda, Inglaterra y Francia. A pesar de que otras naciones europeas hayan mantenido el incremento de emisiones anuales, España, Portugal e Italia entre ellos, la UE ha logrado reducir sus emisiones con respecto un 25% con respecto a 1990. Globalmente sin embargo, el incremento ha sido de un 68% con respecto al mismo año, principalmente debido a China, India, Brasil y otros países en desarrollo.[^EDGAR emisiones] [^WORLD BANK total GHG emissions]
China, con su descomunal población de aproximadamente 1400 millones de personas (18% de la población mundial) aunque es la potencia mundial en instalación de energías renovables y nuclear, también lo es en puesta en marcha de centrales eléctricas de ciclo combinado (que emplean gas natural como combustible) y de carbón. La India por su parte, país con una población muy similar a la china, al no contar con una economía tan dinámica no ha incrementado tanto sus emisiones que en la actualidad es 4 veces inferior.
Desde el protocolo de Kioto, se reconoce la responsabilidad de los países más desarrollados y se les insta a hacer mayores esfuerzos que el resto de naciones más pobres. En la actualidad, el G20 (19 países y la UE) sigue siendo responsable del 78% de las emisiones globales y sin embargo, aún 15 de estas naciones aún no cuentan con legislación “cero emisiones”, globalmente ha alcanzado el 51% de las naciones. No se ha logrado por tanto reducir sensiblemente la brecha, el 1% de la población mundial emite en la actualidad (2020) el 50% de los gases mundiales. Estos paises desarrollados, entre los que nos encontramos, tendrían que reducir en un factor de 30, es decir, 30 veces menos, las emisiones relativas al estilo de vida diario, lo que permitiría no superar los 1.5ºC de calentamiento global, permitiendo al mismo tiempo que los países en desarrollo continúen incrementando el suyo para lograr mejores estándares. [^ UN emissions gap report]
Tal está siendo el fracaso en la consecución de objetivos que incluso entre 2019 y 2020, con la “paralización” mundial debido al COVID-19, no se han detectado signos de reducción en las concentraciones de CO2 en la atmósfera. No se ha logrado aún alcanzar el pico y comenzar la senda descendente. En el punto en que nos encontramos, deberíamos estar reduciendo un 7.5% anual las emisiones y mantener dicha reducción durante una década para, de acuerdo a las estimaciones, no superar un incremento de 1.5ºC (objetivo acordado en parís en 2015 y ratificado en 2016 en Nueva York) cifra considerada relativamente segura para la humanidad. Por el contrario, entre 2019 y 2018 las emisiones se incrementaron un 1%.
De acuerdo al sentido común, y confirmado por multitud de informes de agencias internacionales, el mayor impacto se obtendría con el cambio de hábitos en los países más desarrollados. Tarea en la que hemos fallado estrepitosamente. En estos informes se hace especial alusión al transporte, alimentación y eficiencia en los hogares.
Espero que el simple argumento de los niveles de emisión de gases producidos por la industria ganadera, sea suficiente para determinar indudablemente que, la solución más eficiente pasa por reducir drásticamente el consumo de productos de origen animal. Si, a pesar de todo, al lector no le parece razón suficiente, le animo revise el artículo “Ganadería y su impacto ambiental donde se muestran de manera mucho más detallada todos los impactos ambientales negativos, más alguno que otro adicional, que supone que la población mundial se alimente de carne, lácteos y otros derivados animales.
Queda claro pues que, aunque una medida así tenga efectos positivos en términos de bienestar animal y de salud, se trata de puro pragmatismo ecológico. No sólo atacamos más eficientemente el calentamiento global, reduciendo la causa principal de emisión de GEI, sino que reducimos drásticamente la deforestación y desertización, así como la contaminación de aguas y suelo; favoreciendo las capacidades regenerativas de la naturaleza para que absorba los gases que ya se encuentran en la atmósfera.
Esta solución tiene varias barreras que dificultan que se pueda llevar a cabo de manera que tenga un impacto real en el clima. Como decía al comienzo, cualquier medida que se lleve a cabo no debe ser la única, debemos atacar por todos los flancos posibles buscando sinergias en un marco mucho más amplio de soluciones. En cualquier caso, el impacto real en su conjunto ha de ser inminente y profundo para poder ralentizar la inercia térmica global y en el mejor de los casos revertirla.
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Que, además, durante ese periodo probablemente la atención pública, ni los esfuerzos divulgativos fueran suficientes para permitir a la sociedad comprender El periodo entre los primeros indicios y la evidencia irrefutable no ha permitido que seCuando esta “simplemente” tiene un interes Son demasiados los agentes intermediarios involucrados entre la fuente original de información (estudios científicos) y la ciudadanía común. La divulgación científica,
Existen gran cantidad de organizaciones que, egoístamente e irresponsablemente, prefieren que las cosas no cambien demasiado. Esto no es nada nuevo, existe gran cantidad de ejemplos en los que, por ejemplo, las empresas de una industria en particular anteponen sus intereses económicos a los de sus clientes y la humanidad en general. La industria tabaquera es un gran ejemplo de ello. Durante décadas, entre los años 70 y 90, ocultaron y contradijeron la evidencia científica que demostraba los efectos para la salud que suponía el consumo de sus productos. En cierto modo, tal y como expone Naomi Oreskes en su libro Merchants of doubt la cuestión del cambio climático ha sufrido y sigue sufriendo el mismo tipo de manipulación.
No se trata de exponer teorías conspiranoicas. No soy proclive a creerlas en general, mucho menos a difundirlas. Pero si de mostrar como, también desde hace décadas, se está generando confusión para ocultar o poner en duda la contundente evidencia científica sobre la existencia del cambio climático y sus causas.
Recuerdo anecdóticamente que por esa misma época ocurrió el accidente de Chernobyl (1986) y el miedo e incertidumbre que experimenté. Estos sentimientos, sin embargo, no penetraron con la misma fuerza mi subconsciente y al poco tiempo ni pensaba en ello, la importancia que le dí durante toda mi vida adulta ha sido mínima, mientras casi toda mi atención iba al reciclaje.
en casa no se daba imp0ortancia al medio ambiente en el colegio, huerto, talleres y visionado documentales, pero nunca visión negra o importancia vital al asunto nunca persona de grandes convicciones ni objetivos claros. ing electrica objetivo energías renovables que nunca llegó en la vida diaria me limitaba a reciclar, con alguna acción exporádica, como recoger plastico playas, apoyar a ONGs mi visión animalista muy frivola comkia carne y discutía sobre vegetarianismo