Este artículo resume el libro Un pequeño empujón en su versión española o Nudge en la inglesa de Richard H. Thaler y Cass R. Sunstein.
A pesar de nuestra inteligencia y supuesta racionalidad, lo cierto es que en muchas ocasiones tomamos decisiones automáticas sin llevar a cabo un proceso crítico previo, que se emplea como argumento principal para defender el paternalismo libertario, como forma de justificar las intervenciones de gobiernos y empresas, para influir en las decisiones de las personas.
Dicha influencia se puede ejercer para beneficio propio (de la organización influyente) o del individuo. La segunda opción es precisamente lo que se considera ético y deseable en algunas circunstancias.
La argumentación del libro se basa en casos anecdóticos tanto de las experiencias personales de los autores como de resultados de estudios científicos en los campos de la sociología, economía conductual y psicología.
Se da por cierto el supuesto de la inexistencia de situaciones neutras, de ahí que incluso sin querer se puede influir en las decisiones personales. Es por ello que se defiende el paternalismo libertario como la mejor opción para el diseño de políticas públicas o empresariales, que faciliten a los individuos la toma de decisiones en su propio favor.
El libro introduce la noción de Arquitectura de decisiones, entendiendo como tal la organización del contexto en el que se toman dichas decisiones, para influir el proceso deliberadamente. Los Nudges o Empujones son precisamente esos aspectos que consiguen modificar la conducta de manera predecible.
A lo largo del desarrollo se describen los Sesgos, compartidos por la mayoría de población, en los que se basan nuestras mentes durante cualquier proceso cognitivo y que son el origen de muchos errores de juicio. Es el conocimiento de dichos Sesgos lo que permitiría diseñar Nudges con resultado predecible,
Existen, de manera simplificada, dos sistemas de pensamiento:
Se compara continuamente el comportamiento de los Econs (individuos puramente reflexivos) con el de los Humanos reales, que combinan ambos tipos de pensamiento y por tanto sujetos a error debido a los sesgos.
Sobre lo anterior se identifican tres Heurísticos o reglas básicas:
Los mecanismos heurísticos anteriores, dan lugar a errores predecibles o sesgos.
Nombran un principio en economía y sociología:
“Nunca perjudica tener más opciones, porque siempre es posible ignorarlas.”
Sin embargo, cuando existen Tentaciones se producen inconsistencias.
Como solución se proponen Estrategias de Autocontrol como:
También se proponen Técnicas de compromiso internas basada en la idea de contabilidad mental. En el caso económico, uso del dinero disponible, se trata de compartimentar el dinero disponible en distintos presupuestos o cuentas de modo que no se pueda, o psicológicamente cueste más, gastarlo indebidamente.
Se considera que cada persona en realidad no es un agente aislado sino un sujeto social, profundamente influenciable por el aprendizaje de lo que hace el resto.
La influencia social genera comportamiento por:
Esto tiene varios efectos:
preguntar a alguien que va a hacer, y sobre todo cuándo y como es un Nudge muy potente.
Los nudges son especialmente necesarios en situaciones complejas, es decir, si se da una o más de las siguientes condiciones:
Se defiende que, en estos casos el mercado no es adecuado para facilitar la elección, ya que, en muchos casos, este se aprovecha de la complejidad para su propio beneficio. Es decir, con los incentivos existentes tienden a agravar la situación. Solo en los casos de mayor competencia, los consumidores irracionales están más protegidos.
Cualquier persona o entidad que tenga capacidad para influir directamente en las decisiones de los demás, es un arquitecto de las decisiones.
Los principios básicos de una buena o mala arquitectura, son los siguientes.
Por la tendencia a la inacción, la opción por defecto debería ser la recomendada ya que es más probable que los usuarios no la cambien. Se puede reforzar con una recomendación explícita. La alternativa es la elección requerida u obligatoria, que fuerza al usuario a elegir conscientemente una opción. Esto no es deseable si la elección es complicada.
Los humanos cometen errores. Un buen sistema espera que ocurran dichos errores y debe ser todo lo indulgente posible en esos casos.
Es la mejor opción para ayudar a los humanos a mejorar. Se debe indicar cuando se están haciendo bien las cosas y cuando mal.
Las decisiones complejas lo son porque la correspondencia entre elección y beneficio no son claras. Favorecer la comparabilidad entre opciones y/o aumentar la transparencia en el sistema de precios las simplifica. En este sentido proponen regulación pública sobre la transparencia de info disponible en los productos de las empresas privadas de manera individual y conjunta que promueva el acceso a comparativas. Lo llaman RECAP (Registrar, Evaluar y Comparar Alternativas de Precios), esto incluiría también series históricas.
Cuando el nº d opciones disponibles es muy grande no resulta práctico evaluarlas todas individualmente. En estos casos resulta útil emplear estrategias simplificadores como las compensatorias, que para encontrar el equilibrio entre pros y cons o de eliminación por aspectos en las que se eliminan todas las opciones que no cumplan uno o varios requisitos deseados.
Resulta de vital importancia asegurar se que los incentivos son visibles por quienes se enfrentan a la decisión. Para encontrar los incentivos adecuados resulta útil empezar preguntándose por: - ¿Quién utiliza? - ¿Quién elige? - ¿Quién paga? - ¿Quién se beneficia?
Justifica cómo diseñar planes de pensiones basados en principios conductistas. Pugna por planes de contribución definida debido a los problemas identificados en EEUU.
En general y de manera simplista reducen las opciones de inversión a:
En varios experimentos se ha demostrado que los humanos tenemos el doble de aversión por la pérdida que atracción por el beneficio. Esto lleva en general, a comportamientos conservadores.
La diversificación es, en general, una buena estrategia. Sin embargo, existe el sesgo llamado “1/n” que significa que cuando se ofrecen N opciones de inversión, existe la predisposición de diversificación ingenua, es decir, que se divide la inversión en N partes iguales. Esto implica que se ignoran otros factores decisivos, como la tasa de retorno o rentabilidad promedio, que deberían emplearse para distribuir objetivamente los fondos de cada cartera dependiendo de nuestros intereses particulares.
La percepción de riesgo, además, se ve amplificada con la revisión frecuente de los resultados de la inversión. Es por ello que recomiendan “no contar el dinero hasta terminar la partida”, aunque si el reajuste de las inversiones con el tiempo.
En esta faceta de la vida, también son aplicables los típicos nudges descritos de manera generalista en la parte introductoria, estos son: