De acuerdo a la RAE significa: “Fin o intento a que se dirige o encamina una acción u operación”.
Es por tanto la finalidad a la cual deben dirigirse los recursos y esfuerzos para dar cumplimiento a los propósitos.
Cabe diferenciar Objetivo con Intención. Una intención es un “quiero…”, un objetivo es un “voy a…”. La diferencia es por tanto el grado de compromiso.
Por otro lado, ninguno define el modo o la manera para lograr dicho propósito. Las intenciones, por si mismas, nos marcan un rumbo. La apropiada definición del objetivo, por su parte, nos permite concretar lo que se desea lograr. Dicha concreción es imprescindible para, posteriormente, analizar las posibles rutas, desvíos y detalles del mapa de acción. Es decir, la definición del objetivo es el paso previo para determinar la adecuada estrategia de acción.
Cualquier definición de objetivos requiere una etapa previa de análisis necesaria para determinar la verdadera utilidad y viabilidad práctica de su consecución. Entre otros aspectos hay que tener en cuenta:
Resulta imprescindible definir objetivos teniendo en cuenta tanto el resultado final como el proceso. Existen distintas filosofías:
En cualquier caso resulta especialmente útil:
Es imprescindible un enfoque de aseguramiento de la calidad para realizar un seguimiento del progreso de consecución de los objetivos. Este enfoque permite detectar puntos de mejora y tomar medidas de corrección.