Deliberación

La importancia de las ‘'’creencias’’’ está en que condicionan la manera de actuar de cada individuo. Son formadas a partir del aprendizaje que puede incluir suposiciones que no estén basadas en evidencias, pero que son presentadas cómo si lo fuesen - ya sea intencionadamente o por desconocimiento. Este defecto de base en nuestras creencias implicaría la posibilidad de tomar decisiones equivocadas u, al menos, no ideales - con relación al resultado esperado de las acciones que se tomen en consecuencia - porque se basan en conclusiones falaces.

Contar con creencias equivocadas basadas en suposiciones infundadas supone, al menos, dos partes afectadas, nosotros mismos y en el resto de la sociedad, así mismo sus consecuencias pueden ser directas e indirectas.

Ninguna creencia, por insignificante que parezca, realmente lo es, pues todas y cada una pasan a formar parte, gradualmente, del conglomerado de creencias que determinan nuestras acciones. De tratarse de ideas infundadas, si no se radican se corre el riesgo de crear un círculo vicioso de asunción de nuevas creencias, a partir de la falsa evidencia que suponen las creencias infundadas previamente interiorizadas.

Dicho lo anterior podemos concluir que contar con creencias basadas en suposiciones sin evidencias es en definitiva un defecto cuyas consecuencias pueden llegar a ser amplias, graves e impredecibles.

Resulta especialmente importante destacar, que no se juzga si un individuo sabe más o menos, sino mejor o peor. Con esto quiero decir, que lo que está entredicho, no es lo que NO sabemos, sino si lo que creemos saber es correcto o no.

Por otro lado, desde un punto de vista moral, lo que se examina, ni siquiera es si lo que se cree saber es correcto, sino el origen y mantenimiento de dichas creencias y, en última instancia, la toma de decisiones basadas en ellas.

En mi opinión dicha evaluación moral sólo cabe bajo ciertas condiciones. Antes de describirlas es necesario contextualizar el concepto de conocimiento que en definitiva forman nuestras creencias:

Por supuesto, dentro de una misma sociedad existen diferentes estratos sociales más o menos ilustrados y más o menos actualizados. Estas diferencias implican que existen grupos de población con carencias educativas formales importantes - en base al conocimiento científico del momento- y por tanto con creencias muy distintas. Además, como seres sociales estamos expuestos y nos vemos influenciados por las creencias de los demás con los que interactuamos.

Por otro lado, la enseñanza y el aprendizaje no se basan únicamente en la adquisición de conocimiento, sino de habilidades como el pensamiento crítico o el fomento de actitudes enriquecedoras como la creatividad y curiosidad. El objetivo no es, o mejor dicho, no debería ser, la adquisición de conocimiento sino el empoderamiento o capacitación para el crecimiento personal autónomo. Aprender a pensar nos aporta las habilidades necesarias para convertirnos en seres sociales independientes. E aquí donde radica la importancia para incluir la moralidad en el defecto de apoyarnos en creencias basadas en suposiciones y no en evidencias.

Hemos de ser suficientemente escépticos para suponer que es ‘'’probable que todos contemos con creencias equivocadas’’’ y tanto humildes como proactivos para poner en duda nuestras propias creencias y analizarlas.

Únicamente debería considerarse los aspectos morales si las capacidades cognitivas y en menor medida la base cultural individual son suficientes para ser conscientes de este aspecto esencialmente defectuoso de nuestras creencias y por tanto responsables de las creencias que albergamos y difundimos. En tal caso, nuestra actitud para afrontarlo es el aspecto que puede considerarse moral, si se decide tener un papel activo en la corrección de nuestros defectos, o inmoral en caso de ignorarlos, y por tanto exponernos a nosotros mismos y a los demás de los posibles daños.

Como se ha ilustrado someramente, se requieren una serie de virtudes y capacidades para poder afrontar satisfactoriamente este problema. No se trata de una cuestión baladí, ya que nos encontramos continuamente expuestos a la contaminación provocada por suposiciones no basadas en evidencias y por tanto resulta necesario un hábito de evaluación continua de nuestras creencias, nuevas y antiguas. Esta es la única manera de asegurar la suficiente limpieza y orden de nuestro “archivador mental” de creencias a lo largo del tiempo y facilitar el crecimiento personal propio y de los que nos rodean.

En definitiva, es natural que alberguemos creencias infundadas, no obstante somos, en cualquier caso, responsables de nuestras acciones y estamos moralmente obligados, por el bien común y propio, a cuestionar nuestras creencias, esforzarnos en revisarlas y confirmar la evidencia que las sustenta.

Definiciones

'’Creencias’’
Son las ideas que forman el esquema de pensamiento de un individuo por asumirse como ciertas.
'’Suposiciones’’
Son las conjeturas que se consideran ciertas, a partir de evidencias, indicios u analogías.
'’Hecho’’
Son cosas consideradas como objetivamente ciertas, es decir, que no están sujetas a interpretación, opinión u otro tipo de suposición.

Preguntas útiles

Bibliografía

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