En este artículo quiero tratar una cuestión muy particular de la ideología capitalista mientras evito entrar en el tradicional debate Capitalismo vs. Comunismo (o, en realidad, una comparativa con cualquier otra ideología alternativa).
La cuestión en sí es, probablemente, una obviedad y, sin embargo, con consecuencias generalmente ignoradas. Me refiero a la “capitalización del poder”. Aunque sea un hecho, con ello no me refiero al poder como fuente de capital, pero sí a la inversa. Es decir, al poder que un Individuo, Organización u Nación es capaz de ejercer de manera incrementada sobre la base de su poderío económico.
Que la capacidad económica, al menos a partir de cierto umbral, influye directamente en el poder político y social que potencialmente se puede ejercer es la obviedad que comentaba, sobre todo si existe una motivación particular para ello. Bajo el paraguas de la libertad, cualquiera, ya sea rico o pobre puede intentar influir en los demás si así lo desea. Esto no solo es aplicable a individuos, sino como indicaba anteriormente también a cualquier tipo de organización, incluyendo Naciones. Y es aquí donde fundamentalmente la diferencia en capacidad económica puede suponer una diferencia de poder.
Lo que realmente me interesa ahora es si esto que debe ser así. Es una cuestión puramente ética.
La propia palabra democracia, teniendo en cuenta su etimología significa que el poder reside en el pueblo. Si bien en teoría la democracia implica que los debates y decisiones posteriores se realizan por todos de igual a igual. Dicho de otro modo, el voto de cada individuo vale lo mismo.
De acuerdo a lo anterior, se podría afirmar sin duda que el principal valor democrático es la Igualdad. Pero no en todas sus posibles variantes, sino únicamente la de Igualdad de poder en el proceso de toma de decisiones.
A diferencia de la Democracia, el Capitalismo no es un sistema político sino un sistema económico. Los principios básicos del Capitalismo son menos evidentes que en el caso anterior. El principio capitalista básico es la propiedad privada. En concreto, la propiedad privada de los medios de producción.
En los Estados actuales, incluso en la mayoría de los que no son democráticos impera el capitalismo, desde los años 80 en una forma más o menos liberal. El Capitalismo liberal significa que además de la propiedad privada su otro principio preponderante es el libre mercado. Libre de regulación y control por parte de los gobiernos. Si no me equivoco, no existe país alguno que aplique un sistema capitalista puramente liberal, es decir, todos los mercados cuentan con cierta regulación e intervencionismo estatal.
En teoría cualquier combinación imaginable de sistemas políticos y económicos pueden coexistir. Ningún sistema socioeconómico es perfecto. Ambos sistemas, el Capitalista en lo económico y el Demócrata en lo político, conviven en la mayoría de nuestras sociedades de manera prácticamente interdependiente. ¿Qué consecuencias éticas tiene dicha relación?.
Resulta además interesante analizar como un sistema económico adquiere de manera bastante natural características ideológicas que influyen fuertemente en lo social y político, mientras el sistema político influye en lo económico de una manera más artificiosa y forzada. ¿Qué incentivos introduce cada sistema desde el punto de vista tanto individual como colectivo? ¿Es la naturaleza humana proclive a algún tipo de comportamiento independientemente del sistema socioeconómico establecido formalmente?
Como cualquier cuestión ética, no existe una respuesta correcta. Todo depende del prisma con el que se mire las cosas. El prisma, por supuesto, es una metáfora de nuestras creencias.
En nuestro tiempo, parece que es una creencia generalizada que la Democracia es el sistema político superior, o menos malo, y, por tanto, más deseable. ¿De lo anterior se puede deducir que la Igualdad es un principio superior al que representan otras formas? Posiblemente. Si aceptamos esto como cierto, entonces ¿es aceptable el hecho de que en una sociedad u organización democrática no se respete estrictamente la Igualdad?.
El sistema capitalista quizás no disfrute de un consenso tan claro. Existen sociedades modernas que no lo consideran la mejor opción. Incluso dentro de las sociedades capitalistas, existe un gran número de individuos descontentos por los efectos negativos que produce. Probablemente, haya existido y existirá descontento en cualquier sistema económico, y resulta además imposible realizar una comparativa cuantitativa sobre los niveles de descontento en cada uno. Es una cuestión a mi parecer irresoluble, un callejón sin salida.
De lo que no cabe duda, sin embargo, es que el Capitalismo, con todos sus defectos y virtudes ha logrado, de la mano de la Democracia, que la población mundial disfrute de niveles de prosperidad sin precedentes. Dichos niveles de prosperidad tienen por supuesto consecuencias positivas y negativas. Pero, ¿Es la prosperidad económica mundial algo deseable en primer lugar?. Si no, ¿Cuál-es son los beneficios básicos esperables de un sistema económico?.
Creo conviene analizar las cuestiones anteriores desde al menos tres perspectivas o ámbitos, si se prefiere:
En los tres casos no hay que perder de vista tanto los intereses particulares como los colectivos, para tratar de establecer una categorización y, si es posible, una priorización ética.
Antes de proseguir sirva como antecedente mi opinión personal sobre algunas de estas cuestiones:
Sobre la pregunta de si es aceptable la violación del principio de Igualdad, mi opinión personal es negativa aunque con excepciones. No debemos aceptar tal hecho porque estaríamos renunciando a la justificación moral del propio sistema. No tiene sentido, en mi opinión, aceptar y establecer un sistema, sea cual sea y a la vez permitir su corrupción. En este caso, tan corrupta es una Democracia demagógica como una falsa Democracia.
La Demagocia es uno de los problemas de las Democracias actuales, pero la falsa Democracia también. Y creo que los valores capitalistas y sus incentivos, son parte de las causas de ambas formas de degradación democrática. Reformulo la cuestión inicial, ¿El poder económico determina en la práctica el poder político y social? Preocupantemente, Si.
La práctica totalidad de las Naciones occidentales son oficialmente Estados democráticos. Del mismo modo, las principales organizaciones públicas, nacionales e internacionales cuentan con órganos de decisión democrática. En muchos casos, no obstante, el principio de igualdad es deliberadamente violado en la gran mayoría de los casos.
Las organizaciones privadas son un caso particular. Al tratarse de una asociación libre de personas no siguen un mismo modo de operación, cada una establece sus propias normas y modelos de organización que pueden ser tan variados como la cantidad de sociedades existentes. Por tanto, que sigan o no los principios democráticos es una cuestión de elección y libre de juicio moral. No obstante, sus acciones tienen consecuencias en el resto de agentes sociales. Por eso, porque lo que unos hagan afecta al resto, independientemente de su organización interna, sus acciones deben estar sujetas al cuestionamiento ético.
En las sociedades democráticas modernas, se usa un modelo de Democracia representativa. El acto democrático únicamente tiene lugar en las elecciones de los representantes y en los posibles referéndums que se convoquen. El resto del tiempo, durante toda la legislatura, son los representantes los que toman decisiones en nuestro nombre. Aquí comienza el principio de Igualdad a perder valor. En el caso Español, el sistema electoral garantiza la desigualdad con el pretexto de proteger a las minorías. Además, basta con darse un paseo por los barrios más humildes para que resulte evidente que también son los “barrios menos favorecidos”. El mantenimiento de las infraestructuras y los servicios disponibles con respecto a las zonas residenciales con mayor per-cápita es manifiesta. Esto último creo que es común en la gran mayoría de las ciudades que he visitado a lo largo de mi vida por todo el mundo.
En organizaciones internacionales como la Unión Europea o la ONU también se infringe el principio de Igualdad.
En el caso europeo existen cuatro instituciones principales en la toma de decisiones 1:
A grosso modo, la Comisión propone las nuevas leyes. El Parlamento Europeo, el Consejo de la Unión Europea y la Comisión Europea quienes elaboran las políticas y las leyes que se aplican en toda la Unión. El Parlamento y el Consejo de la Unión Europea las adoptan. A continuación, los Estados miembros las aplican, y la Comisión vela por su correcta aplicación.
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