Para modificar la bioquímica de nuestro organismo, con el objetivo de obtener unos beneficios predefinidos, se suele recurrir al consumo de suplementos, pero existen otras estrategias igualmente efectivas. El organismo tiene la capacidad de adaptarse al estrés que proviene del medio. La modificación de hábitos diarios - como en la dieta, ejercicios, exposición deliberada a temperaturas extremas - son “herramientas” que emplean los “biohackers” para forzar una adaptación positiva que ayude a lograr sus objetivos.
Dichos objetivos suelen centrarse en el incremento del rendimiento físico y cognitivo, pero también en aumentar la resiliencia ante enfermedades o mejorar la recuperación y reparación ante lesiones. Todo ello suele tener efectos positivos en la salud y calidad de vida, reduciendo el ritmo de envejecimiento y aumentando la longevidad.
Con el avance de la Epigenética se han descubierto hasta la fecha nueve (9) factores epigenómicos que afectan al ritmo de envejecimiento humano.
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Existe la creencia sesgada de que los medicamentos son malos, mientras que los productos basados en hierbas y plantas, se les considera buenos y sanos por ser “naturales” o mejor dicho de origen vegetal. La idea generalizada es que lo que existe en la naturaleza es bueno porque la naturaleza no produce cosas malas. Lo cierto es que hay infinidad de sustancias tóxicas que provienen de la naturaleza (toxina botulímica, cyanide, morfina, etc.).
Es curioso observar como, en general, aceptamos el consumo de extractos infusiones o ingentes cantidades de café, pero rechazamos el uso de sustancias sintéticas, drogas o medicamentos igualmente potentes y en general más estudiados, selectivos y seguros.
No se puede clasificar las moléculas como buenas o malas, basándose únicamente en su origen natural o sintético; tampoco si se trata de medicamentos o suplementos. Ambos casos son falsas dicotomías. Todo depende de encontrar las sustancias correctas y el balance entre efectos positivos y tanto efectos secundarios como otros riesgos mediante la dosis y proveedor correctos.
Tanto la suplementación como la medicación pueden suponer riesgos para la salud. Existen probablemente factores de riesgo compartidos y otros distintos.
En primer lugar hay que tener en cuenta las diferencias regulatorias. Los requisitos y controles de calidad no son los mismos, por lo que previsiblemente la calidad, pureza, dosis y consistencia (en el tiempo o entre lotes) de los suplementos es inferior. Del mismo modo, los medicamentos se producen tras infinidad de estudios que respalden la evidencia de sus efectos y confirmen su seguridad.
Precisamente porque los suplementos cuentan con una regulación más relajada, también cabe la posibilidad de que el marketing sea más agresivo y se publiciten supuestos beneficios que realmente no están probados y contrastados.
Algunas sustancias, ya sean naturalmente presentes o no, pueden crear tolerancia, dependencia o incluso si es una sustancia natural que el organismo deje de producirla.
El hecho de consumir medicamentos supone a priori una garantía adicional, ya que su consumo requiere por definición de la supervisión de un médico.
En el caso de los suplementos, por supuesto, nada impide que se consulte a uno y nos supervise. Sin embargo cabe la posibilidad de que no cuente con el mismo conocimiento que con los medicamentos, ya que como dijimos anteriormente, los suplementos en general están menos estudiados.
Por todo lo anterior, el consumo de suplementos debe hacerse de manera responsable, esto es bajo supervisión médica, empleando sustancias bien estudiadas y a través de fabricantes y proveedores fiables, o en su defecto, con ensayos de calidad regulares emitidos por laboratorio independiente.
Una regla razonable para minimizar riesgos es la siguiente:
En los casos anteriores de “riesgo bajo” no se debe entender como seguro. Antes de su consumo, será necesario comprender los mecanismos de funcionamiento e identificar si existe posibilidad de toxicidad, tolerancia o dependencia.
También se debe de considerar la posibilidad de que el consumo habitual o crónico de ciertas moléculas, puedan generar adicción o dependencia. Es posible que el organismo reduzca la producción de ciertas moléculas, incluso detenerna, si son introducidas exógenamente en el organismo. Un claro ejemplo de esto, pero no el único, son las hormonas.
Son ácidos grasos esenciales1 conocidos como Omegas 3 y necesarios para gran cantidad de procesos biológicos. Son moléculas precursoras de varios mediadores lipídicos en básicamente todas las células del cuerpo. Las dietas modernas son habitualmente deficientes en EPA/DHA, en factor de 5 a 10, mientras que se consume excesivas Omegas 6 y 9.
Por un lado, son precursores de cierto tipo de “eicosanoids” como las “resolvins” que actúan como señal para moléculas anti-inflamatorias. Un ratio adecuado entre Omegas 6 y Omegas 3 (EPA/DHA) permite mantener un equilibro contra las moléculas pro-inflamatorias.
Por el otro, son importantes para la señales neuronales, que favorecen a adaptación sináptica aportando beneficios cognitivos.
Por último, participan en la activación de ciertos factores de transcripción de la familia PPAR 2 que influyen en el metabolismo celular.
Diversos estudios y meta-análisis sugieren que un alto nivel de estas moléculas reducen hasta un 9% la incidencia en todas las causas de mortandad.
Para resultados óptimos, al menos hay que tomar 2gr de EPA/DHA. Los pescados azules, como las sardinas (también ricas en calcio) o el aceite de bacalao (rico en Vit. A) son buenas fuentes naturales.
Aprovecha para tomar junto al Omega 3, otras moléculas que sean solubles en lípidos para aumentar su biodisponibilidad. Ej: CoQ10, Vitamina D o Resveratrol.
En realidad la Vitamina D es una hormona. actúa como esteroide de los receptores nucleares. Los humanos originales evolucionaron en zonas con altos índices de radiación UV. Los lípidos normalmente presentes en la piel, cuando entran en contacto con la radiación solar cuando se sintetiza dicha molécula. La vitamina D también se puede obtener a través de la dieta.
Dado que el estilo de vida moderno, y las regiones donde muchos humanos ahora viven (con menor radiación solar) también es habitual que seamos deficientes en esta sustancia.
Esta molécula actúa en diversos tipos de células y acelera el metabolismo del calcio. Es decir, mejora su absorción en el intestino, la construcción de hueso por parte de los osteoblastos y osteoclastos, así como su reabsorción en los riñones.
Por otro lado, su faceta de hormona esteroide tiene efecto directo en el sistema inmune mejorando su eficacia, en el sistema nervioso central mejorando el estado de ánimo y habilidades cognitivas y en el sistema músculo esquelético mejorando la funcionalidad de los músculos (además de fortalecer los huesos).
** Nota:** La vitamina D está representada por dos compuestos liposolubles: vitamina D₃ y la vitamina D₂. La vitamina D₃ es la producida en la piel del ser humano, a partir del 7-deshidrocolesterol por acción los rayos UVB de la luz solar.
Nota adicional: La vitamina K está representada por dos compuestos: ₂ es un co-factor necesario para la síntesis de varias proteínas ligadoras del calcio. Existen estudios que sugieren que la co-ingesta de la vit. K₂ previene los riesgos de hipercalcemia al aumentar los niveles plasmáticos de calcio. Facilita su uso para reforzar los huesos y previene su acumulación en los tejidos blandos.
Para la mayoría de la población 20.000 IU, una vez a la semana es suficiente. Para su mejor absorción mejor tomarla junto con grasas. Valores plasmáticos adecuados son los que se encuentran en torno 30 y 50 ng/mL.3
Precaución: Por regla general, en lo que respecta a las hormonas, existe una curva tipo U que también aplica a la vitamina D. Hay que evitar estar en ambos extremos. El inferior implica mala salud ósea y ansiedad; el superior un mayor riesgo de calcificaciones, especialmente en las arterias, y tanto bajos niveles de energía como mayor riesgo de depresión.
Las técnicas intensivitas de la agricultura moderna han llevado a la degradación de los suelos, la aceleración de los procesos productivos y la alteración del proceso madurativo natural. Eventualmente esto ha logrado un empeoramiento en la densidad nutricional de los productos vegetales, concretamente por la pérdida de micronutrientes (vitaminas y minerales).
De acuerdo a Mª Dolores Raigón y en línea con los resultados en distintas investigaciones investigaciones de la Universidad de Málaga, la Universidad de Murcia y el CSIC: “[…] los alimentos de origen ecológico, si incorporan fertilizaciones de materia orgánica, trabajan variedades locales, se recolectan en el momento adecuado y son de proximidad, poseen concentraciones vitamínicas y minerales más altas que las de los alimentos de la producción convencional”. De un 20 hasta un 60% más dependiendo de la fruta o verdura comparada.
Info: Hay que tener en cuenta además que los distintos métodos de preparación y cocción de los alimentos influye en la disponibilidad de dichos micronutrientes.
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